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Por la noche, He Xi se fue a descansar. Mo Ruyue todavía estaba esperando al lado de la cama de Mo Chengfeng.
Ming Sihan ya no pudo soportarlo.
Se acercó a la cama de Mo Chengfeng y dijo —Ruyue, ve a descansar. Déjame esto a mí.
—Maestro, ve a descansar. Yo...
—Cállate. ¿Estás tratando de mandarme?
—No lo estaba —Mo Ruyue respondió indefensa.
Simplemente no quería que su maestro estuviera cansado.
—Entonces hazme caso y ve a descansar —Ming Sihan dijo con un rostro que no le permitía rehusar.
Mo Ruyue dudó por un momento. Su Maestro ya lo había dicho. Si continuaba diciendo algo, ¿no estaría faltándole el respeto a su Maestro?
—Está bien, iré a descansar primero.
—Adelante.
Ming Sihan observó como la espalda de Ruyue desaparecía por la escalera.
En la habitación solo quedaban Ming Sihan y Mo Chengfeng.
Mirando a Mo Chengfeng en la cama, Ming Sihan sentía que este hombre era un estorbo.
