Ming Sihan entró en la habitación y de repente pensó en algo. Le dijo a Mo Ruyue:
—Ven conmigo.
—Oh.
Mo Ruyue siguió a Ming Sihan a su habitación sin sospechar nada. Ella pensó que Ming Sihan tenía algo que decirle de nuevo.
El hombre fue a la cama y comenzó a quitarse el abrigo.
Mo Ruyue se detuvo en seco y miró fijamente la escena ante ella.
¿El Maestro quería que ella durmiera con él?
Esto...
Aunque ella tenía la misión de dormir con Ming Sihan, este tipo era tan proactivo.
¿No sería eso un poco malo?
—Ven aquí un momento —Ming Sihan no pudo evitar llamar cuando vio a Mo Ruyue parada inmóvil en la puerta.
—¿D-Debería ir?
Mo Ruyue vaciló y se sintió un poco avergonzada.
La atmósfera se había vuelto sutil.
Solo podía sentir su corazón latiendo fuerte.
—Sí, ven aquí —había una sonrisa profunda en el rostro apuesto de Ming Sihan. Su sonrisa era embriagadora, y hacía que el corazón de Mo Ruyue se acelerara.
¡El Maestro no puede ser así!
