—Ming Sihan, ¡estás borracho! —dijo He Xi.
He Xi levantó la cabeza, las facciones de su rostro estaban un poco distorsionadas. Sostenía la mano de Ming Sihan con fuerza.
—¿Qué le pasaba a este hombre?
Debería haber escuchado solamente la palabra 'rival'.
—¡Ella es mía! —gritó Ming Sihan.
—Sí, sí, sí. Es tuya. Si continúas así, me resistiré —respondió He Xi.
He Xi no quería herir tan gravemente a Ming Sihan, para evitar que éste quedara paralizado en la cama por algunos días.
En ese momento, la puerta se abrió y entró Mo Ruyue con algo de comida.
—Pensó que después de que He Xi convenciera al demonio, el demonio la perdonaría —murmuraba para sí misma.
En este momento, trajo algo de comida deliciosa para disculparse, y el Señor Demonio definitivamente olvidaría el pasado.
Por lo tanto, al ver que era el momento adecuado, abrió la puerta y entró. También sería una buena sorpresa para su Venerable Maestro Demonio.
—Maestro —llamó Mo Ruyue al entrar.
