En cuanto Mo Ruyue dijo esto, los ojos de Liu Wangshi se iluminaron de inmediato.
—Señora Qin, ¿está diciendo la verdad? ¿Realmente puede curarse mi enfermedad? —Había estado viendo pacientes durante tantos años. No sabía cuántos médicos había cambiado ni cuántas dosis de medicina había tomado, pero no había tenido efecto alguno. A medida que envejecía, su condición se volvía más y más grave, y sufría más tiempo cada año. Incluso sentía que estaba más allá de cura y que podría no vivir mucho tiempo.
En tales circunstancias, Mo Ruyue le dijo de repente que esta enfermedad no era incurable. Era solo una espina. El proceso de tratamiento era más largo y complicado, pero estas condiciones no significaban nada para ella. Comparado con la tortura que había sufrido todos estos años, no era nada.
Los ojos de Liu Wangshi ardían mientras miraba a mo Ruyan, como si temiera que ella se retractara de lo que acababa de decir. Sus ojos estaban llenos de anticipación y miedo.