—Solo tenemos que trabajar duro. Es suficiente con tener un lugar donde quedarnos. Realmente no hay necesidad de hacer esto. —Tía Liu también sabía que no sería capaz de persuadir a Mo Ruyue. Además, tenía buenas intenciones. No estaba bien seguir rechazándola.
—Digo, deberías tranquilizarte. Anda y mira. Las habitaciones de los bebés son iguales. Me gusta mimaros a todos. ¡No puedo no quereros! —Mo Ruyue dijo de manera deliberadamente dominante.
La pareja mayor estaba acostumbrada a la frugalidad, por lo que no estaban habituados a vivir con tal lujo.
Sin embargo, los hábitos también podían cultivarse. ¿No se acostumbrarían después de vivir aquí un tiempo?
Sintió una mirada sobre ella, así que levantó la vista y se encontró con la mirada escrutadora de Da Bao.
No había sol en el espacio, pero aún cambiaba de acuerdo al patrón de 24 horas al día.
Unas horas más tarde, casi era hora de que los bebés se fueran a la cama. Mo Ruyue les instó a acostarse temprano.