Después de que Tío Liu terminó de hablar, sintió que algo estaba mal con lo que había dicho. ¿No era lo mismo que alabar a Da Bao?
Justo cuando estaba a punto de cambiar de opinión, Da Bao dijo —Tío Liu tiene razón. Si ni siquiera puedo tomar una decisión sobre este pequeño asunto, ¿cómo voy a sostener la primera rama en el futuro? —No me importa lo que diga el Tío Segundo o cualquier otra persona. Si quieren subirse al carruaje, deben hacer lo que yo digo. Si no pueden hacerlo, ¡entonces no hay lugar para la discusión!
—¡Bien! ¡Acepto tu solicitud! —Qin Xu apretó los dientes y finalmente aceptó de mala gana.
En el pasado, tenía que alquilar un carro de bueyes y un carro de caballos para viajar hacia y desde la ciudad del condado. Sin embargo, tenía que gastar dinero para contratar un carruaje. Ahora, todavía debía a la primera rama diez táeles de plata. ¿Cómo podría tener dinero extra para hacer cualquier otra cosa?