—¿Por qué Cindy se levantó tan tarde hoy? —Una vocecita se colaba desde afuera—. Incluso en sus días más tardíos, Cindy no duerme hasta tan tarde.
—No la apures, déjala dormir —Cindy oyó la voz de Adrian débilmente.
—Papá, ¿vamos a la casa del Cuarto Abuelo hoy? —preguntó nuevamente el pequeño.
—Hmm, ya es mediodía, iremos esta tarde —dijo Adrian.
Cindy aún no se había despertado, así que decidieron ir por la tarde.
—Seguro que tengo muchos abuelos —El joven se sacudió la cabeza, pensativo.
Adrian se rió, dándole un golpecito suave en la cabeza al joven.
—Cindy está muy cansada, baja la voz y no la molestes —Adrian volvió a instruir.
El niño parpadeó, desconcertado —Hemos estado con Cindy estos días. Ella no ha hecho nada, ¿por qué está tan cansada?
Adrian:
—…
Oh, ¿debería decirle a su hijo que fue demasiado vigoroso, y por eso Cindy está tan cansada?
—Papá, ¿el Cuarto Abuelo es una buena persona? —preguntó nuevamente el pequeño.
