Por supuesto, los dos no estaban perdiendo el tiempo.
Simplemente estaban disfrutando de la vida.
Tal vez influenciado por su ejemplo, aunque Sansón Zhekova no carecía por completo de ambición,
eligio su carrera basándose en sus propios intereses, en vez de competir por el pico del poder en la familia Zhekova.
Así que decidió ir a la Academia Pingla.
Aria Evans, sintiendo dolor de cabeza, miró a Sansón Zhekova, quien estaba jugando con los niños al lado.
—¿Oh? ¿También te gustan los niños? —Aria Evans levantó una ceja a Sansón Zhekova.
Sansón Zhekova pensó que Aria Evans definitivamente intentaría dirigir la conversación hacia el matrimonio y los hijos sin pensarlo dos veces si él decía que sí.
Así que, Sansón Zhekova usualmente evitaba este tema tanto como fuera posible.
Pero ahora, frente a los niños, era difícil.
Además, los niños lo estaban mirando ansiosamente.
Si decía que no le gustaban, rompería los corazones de los niños.
