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—¿Por qué estás despierta? —susurró Cindy Clarke.
—Adrián Zhekova no respondió, en cambio, preguntó —¿Y tú por qué madrugaste tanto?
—Él llevaba a uno de los pequeños consigo por lo que no podía darse la vuelta.
—Solo podía esforzarse por girar la cabeza y finalmente ver la hora en el reloj de pared.
—Son solo las 7 —dijo Adrián Zhekova.
—Su voz aún era ronca.
—No sonaba como que se había despertado naturalmente, sino como si pudiera volver a dormirse en cualquier momento.
—Me levanté para preparar el desayuno —dijo Cindy Clarke—. Es muy temprano, puede que la Tía Evans y el Mayordomo Howard no puedan regresar.
—Entonces pidamos algo para llevar, y tú duerme un poco más —sugirió Adrián Zhekova.
—Solo se habían acostado a las 2:30 de la madrugada y en total solo habían dormido un poco más de cuatro horas.
—¿Qué lugar de comida a domicilio estaría abierto tan temprano el primer día del Año Nuevo? —rió Cindy Clarke.