—¡Yo... yo no esperaba que guardara rencor por un asunto tan trivial durante tanto tiempo! —dijo Eduardo López con un rostro amargo—. Ha estado en silencio todo este tiempo, y de repente decidió atacar a nuestra familia hoy.
Eduardo López también se sintió agraviado.
—No es algo repentino. Debe haberse preparado para atacar a nuestra familia, ¿crees que tratar con una compañía es solo cuestión de palabras? Eduardo, ya eres mayor, ¿ni siquiera sabes tal sentido común básico? —Ricardo López estaba muy preocupado. Con la simplicidad de Eduardo, ¿cómo podría estar tranquilo al entregarle la empresa en el futuro?
Ricardo López pensó con frustración, bueno, ni siquiera hace falta esperar al futuro, manejemos la crisis actual primero.