—Después de todo, acababa de comenzar hoy —pensó—. Todavía se desconocía si Adrián Zhekova tenía más movimientos bajo la manga.
—Si había una tormenta el primer día que paralizaba su empresa, Ricardo López no tendría que hacer nada y la familia se iría a la bancarrota directamente.
—¿Cómo podría tener el ánimo para llamar a la Señora López y contarle sobre este asunto, y mucho menos apresurarse a llegar a la entrada de la Mansión de la Familia Zhekova para arrodillarse y suplicar?
—No hablemos de esto ahora —dijo Ricardo—. Primero tengo que ocuparme de los asuntos de la empresa.
Después de colgar el teléfono, aunque Eduardo López no podía escuchar lo que Ricardo decía, sí escuchó el llanto de la Señora López, "Adrián Zhekova".
—Ansioso, preguntó:
—Mamá, ¿qué pasa?
—Tan pronto como escuchó las tres palabras 'Adrián Zhekova', se puso nervioso, como si se hubiera disparado una alarma.
—Era papá al teléfono; ¿qué ocurrió? ¿Cómo es que escuché sobre Adrián Zhekova?