—En un matrimonio, los socios deben apoyarse mutuamente. Tal vez mis habilidades y destrezas sean limitadas, pero no quiero que cargues tú solo con todas las responsabilidades —dijo Cindy.
—Quiero enfrentarlo contigo.
—Tal vez no pueda ayudar mucho, pero ¿debe haber algo que pueda hacer? Ayudar un poco es mejor que no hacer nada.
—No puedo disfrutar de todas las cosas buenas y no tener nada que ver con las malas.
—Se supone que debemos enfrentarlas juntos, compartir tanto la fortuna como la desgracia —Cindy habló despacio.
—No importa qué peligros enfrentemos o cuánta malicia se dirija hacia nosotros, no quiero que te pares frente a mí. Quiero estar a tu lado y soportarlo juntos.
—Si te pusiera delante mientras yo me quedo sano y salvo detrás, incluso agregando mi propia presión sobre ti... Yo... —Cindy bajó la cabeza y susurró—, sentiría dolor.
—¿Qué has dicho? —Adrián de repente agarró la mano de Cindy.
Su corazón latía tan fuerte que ahora podía oírlo.
¡Pum!
¡Pum!
¡Pum!