—¡Uno más no haría diferencia!
—¿De verdad no se atreve a venir solo por esta pequeñez?
—¡Es broma!
A lo largo de estos años, ¡también ha salido de entre la gente del plumero!
—Oye, Cliff, estás aquí —bromeó Anders York.
—¡Jajajaja! —Jeff Sanders se rió sin contenerse—. ¡Cuánto tiempo, Hermano Cliff!
—Vamos, vamos, Cliff, ven a sentarte —se unió a la diversión Benjamin Smith.
—... —Clifford Wells se enfadó—. ¡Lárguense! ¿Quién es Cliff Wells?
—Hay niños aquí, ten cuidado, no digas palabrotas —Zander Hamilton mostró una cara seria, incluso Clifford Wells se sentiría un poco intimidado.
Inmediatamente se tapó la boca, dándose cuenta de que lo había dicho sin pensar, olvidó que había niños presentes.
Ahora que todos estaban aquí, los pequeños habían terminado sus interacciones y obedientes se sentaron en sus respectivos asientos.
Una mesa larga, con los niños reunidos en un extremo de la mesa.
Haciendo fácil para los adultos sentarse juntos y charlar.