—Los pinchos a la parrilla estaban tan deliciosos. Estaba tan harto del olor en el campo, me daba náuseas, pero luego encontré esos pinchos a la parrilla. No estaban grasosos en absoluto y eran muy refrescantes. El muslo de pollo estaba envuelto en hojas crujientes de perilla y tenía trozos de ciruela seca por dentro —mientras hablaba, se le hacía agua la boca—. Tengo que apurarme y conseguir un boleto, luego ir a comer la piel de pollo a la parrilla.
—Ya he comido la piel de pollo a la parrilla antes, está llena de colágeno y no es grasosa para nada, más el refrescante aroma de toronja. Si puedes conseguir un boleto, debes probarla tú mismo.
—El pimiento verde a la parrilla, relleno de queso y carne, acompañado por el ligero picante del pimiento verde, fue inesperadamente delicioso.
—Lamentablemente, no llegué a probar el cartílago.