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—No, no. Como gerente, él no ahuyentaría a los clientes.
No importaba si solo estaban mirando o realmente tenían intención de comprar, todos eran bienvenidos.
Pero en frente de Wyatt Kirk, no podía decir demasiado, por miedo a ofenderlo.
—Es mejor que no lo hayas tocado —dijo sarcásticamente Zoe Silverstone—. Niño, no andes metiéndote. Si por accidente lo rayas, tu familia no puede pagar eso.
Esto era deliberadamente buscar problemas. La mano de Morgan Clarke era suave y de uñas cortas.
Incluso si tuviera las uñas largas, no sería posible rayar el coche.
Cindy Clarke giró su cabeza y dijo suavemente a Morgan Clarke:
—Morgan, mamá realmente no puede pagarlo, pero no hay nada malo con mirar. No te tomes en serio lo que Tío y Ama de llaves han dicho. Lo que han dicho está mal. Si está mal, no escuches.
—¡Vale! —Morgan Clarke obedeció de acuerdo.
Este niño no era frágil. Como Cindy había dicho, no era su culpa sino la de esas dos personas.
