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Chapter 6 - CAPITULO 6, BRAHAM

Me fui del pueblo con mis amigos. Estábamos caminando por un bosque a las afueras del pueblo, y entones Argel dice: 

<¿Qué estupideces dices?> le replicó Jose.

, dijo Argel mientras alzaba el dedo y ponía cara de inteligente.

<¿Y qué diablos es eso?> preguntó Jose.

respondió nuevamente Argel.

interrumpí con molestia.

<¿Y si nos volvemos los héroes de Thalord salvando a todos de los demonios?> dijo diego emocionado (hermano, realmente se cree el sub protagonista de un anime shonen).

dijo Jose.

dijo Argel dándose importancia.

Continuamos caminando por el bosque, ya con rumbo sabíamos a dónde ir. Después de dos días de camino llegamos a un pueblo en quien sabe dónde. Alguien nos dio la bienvenida al lugar, era un adulto de por lo menos unos 40 años que nos condujo a una posada, y nos llevó a una recámara. Nos dormimos casi al instante de haber entrado a aquel cuarto.

Al día siguiente ya no estábamos en la posada. El primero en darse cuenta fue Argel, que se puso a gritar como loco; seguido de eso, los demás fueron despertándose.

dije tranquilamente, como si no pasara nada.

preguntó Jose desconcertado. 

De pronto se abrió una escotilla de la cual alguien asomó la cabeza con aspecto de estar molesto.

<¿Podrían dejar de gritar?> le dijo a Argel.

dijo diego retando a aquel hombre (al fin salimos de los típicos clichés).

dijo el hombre con gran regocijo (Que puta flojera da este hombre, que se busque trabajo el muy idiota).

dije, dándome aires de superioridad.

Acto seguido, entre Diego y yo destrozamos las cadenas que nos retenían y la carreta (Que mierda come Diego para hacer eso).

El hombre se espantó tanto que no se podía ni parar y su llama salió corriendo. Me fui con amigos mientras que el hombre les gritaba. De nuevo, sin rumbo, continuamos vagando por tres días hasta que avistamos un pueblo a la lejanía. Nos pusimos muy contentos, pero no nos duró mucho porque recordamos la vez anterior en un pueblo. Ni hizo falta que alguien aconsejara cautela, porque ya nos habían tapado la cara con unas capuchas que le robamos a un mercader que iba de paso. Al entrar al pueblo, la expresión de Argel fue nada más ni nada menos que de sorpresa al ver fumando a Rodolfo.

<¡guau!, son ustedes chicos, ¿quién lo hubiera dicho?> dijo Rodolfo con emoción.

<¡No mames!, ¿eres tú, Rodolfo?> dije emocionado.

dijo Rodolfo.

, dijo Diego rápidamente.

dije.

<¡ja, ja, ja! Yo, que soy todo un genio, ya sabía que vendrían por eso. Les preparé un régimen de entrenamiento especial para combate> dijo Rodolfo con singular alegría y dándose aires de importante.

<¡Neta!> gritaron todos al mismo tiempo (yo no).

dijo Rodolfo, el cual los condujo hasta un bosque a las afueras del pueblo. Caminaron por unos minutos hasta que se toparon con un campo secreto de marihuana en el cual había una espada clavada en el suelo.