Era un día cálido y tranquilo en el Templo del Sol, un lugar donde el sol nunca perdía su resplandor y la serenidad llenaba el aire. El templo, cubierto por una naturaleza exuberante que se extendía por los alrededores, parecía estar apartado de todo conflicto. Hoy, el cielo era claro, y el ambiente estaba cargado de una paz que se extendía a cada rincón.
En el centro del templo, Quetzalcoatl se encontraba degustando los postres que Vash había preparado para desayunar. La mezcla perfecta de cacao, miel y frutas exóticas se deshacía en su boca con cada bocado, y no podía evitar hacer gestos juguetones, imitando estilos de hermana mayor.
— ¡Vash, esto está delicioso! mmmm~ hay que ricooooo~ *nham*~ —dijo Quetzalcoatl, sonriendo mientras llevaba una cucharada más a su boca.
Vash, como siempre, sonrió de manera tranquila, sin dejar de trabajar en el próximo postre mientras respondía— Estoy agradecido por el cumplido, Quetz, pero prefiero que me dejen otros deberes. La repostería es solo un pasatiempo.
Solo preparaba el desayuno, pero le dolía el cuello y la pelvis... ese par lo secuestro de Egipto con nitocris y lo trajeron al otro extremo del mundo.
Pero el centro de atención no era Quetzalcoatl ni Vash en ese momento. Kukulkan, quien en su versión de tercera ascensión era la diosa serpiente emplumada, la ex reina del lostbelt, observaba una escena diferente desde una distancia. De pie, con su curvado cuerpo, se encontraba abrazando a Tn con una ternura inmensa.
Tn, con su naturaleza tranquila y algo dispersa debido a su memoria fragmentada, estaba simplemente dejando que Kukulkan lo abrazara. Sus ojos no mostraban mucho, más bien estaban vacíos, pero en sus entrañas había una sensación de seguridad y calma, algo que rara vez experimentaba. Para él, esos abrazos eran momentos de paz en medio de su confusión.
Kukulkan, observando a Tn, no podía evitar ver a Vash en él. Tn, a pesar de ser una creación compleja y fragmentada, tenía una profunda conexión con Vash. La similitud física entre ambos era innegable, y su comportamiento pasivo e incluso su tendencia a perder la memoria solo aumentaban la sensación de familiaridad. Era como si, a través de Tn, ella pudiera ver una versión más joven de su amado Vash.
Dejando escapar un suspiro suave, Kukulkan acarició la cabeza de Tn, como si lo estuviera consolando. En su corazón, ella no podía evitar imaginarlo como un hijo suyo, algo que le recordaba a las primeras etapas de la vida de Vash, cuando él también era una creación que había sufrido debido a su propia naturaleza.
— Tn... —susurró Kukulkan con una suavidad que solo las madres tienen—. Eres tan parecido a Vash, a veces me pregunto si el destino nos ha reunido por una razón. No quiero que sufras. Nunca lo desees, hijo mío.
Su vida mejoró bastante cuando dejó a los chaldeos atrás. No es que fuera a extrañar a nadie en particular en ese lugar.
Tn no respondió. No sabía cómo hacerlo. Su mente, envuelta en un laberinto de recuerdos perdidos, simplemente aceptaba lo que le ofrecían. No había cuestionamientos ni preocupaciones. Solo el suave abrazo de una diosa que era caprichosa y egoísta que le daba una sensación cálida, como el sol que iluminaba todo el templo.
Kukulkan solo tenía un capricho. Vash le dijo que fuera más egoísta... que se comportara como una diosa.
Mientras tanto, Vash observaba la escena desde su lugar, una ligera sonrisa en su rostro, aunque con una leve melancolía en sus ojos. Sabía que Kukulkan, a pesar de ser una deidad tan poderosa, había tomado a Tn como un hijo en su corazón, viéndolo como si fuera una obsesión'debo encargarme de eso.....no quiero que esos idiotas vuelvan aquí' bastante trabajo fue que múltiples servants trataran de atacarlo cuando se fue con kuku y peor aun que alaya enviara a sus perros de ataque.
Un leve brillo celeste pasó por su mirada haciendo que sus gafas cambiaran de color. Peor aún fueron las servants femeninas que se apegaron a el.
Aunque no podía evitar sentirse tocado por ese gesto de ternura, también entendía que había individuos que, sin importar que serían hipócritas, falsos, mentirosos. Su brazo falso zumbo con un leve sonido. Dos almas compartidas en un recipiente, Vash el visor del original y el propio vash de otra línea temporal.
Curioso que Boudica lograra invocar a un vash del escuadrón de Howard, pero eso desencadenó conflictos... ambos decidieron unirse en un solo visor.
— Es curioso... —pensó Vash, mirando a Kukulkan con cariño dejando esos pensamientos, sabe que muchos solo ven lo que quieren ver y alaban lo que les parece bien—. A veces, los dioses nos entregan amor de formas inesperadas. Kukulkan ve en Tn algo que va más allá de su origen. Shav solo lo dejó como un niño en un mundo solo.....me recuerda a Ren en cierta forma.-
De repente, Quetzalcoatl, mientras aún se deleitaba con su pan de elote, lanzó una observación que rompió el silencio y la paz del momento.
— Oye, Vash, ¿alguna vez pensaste en tener un hijo con Kukulkan? —preguntó, con su usual tono travieso, sabiendo bien lo que eso podría causar.
Kukulkan, sorprendida por la pregunta, miró a Vash con una mirada intensa. Por un momento, el aire pareció volverse más denso, pero no de incomodidad, sino de algo más profundo. Era una cuestión que tal vez ambos habían considerado en su silencio. La idea de un hijo propio, uno que llevara consigo tanto la humanidad (hadou) de Vash como la divinidad de Kukulkan, era una posibilidad intrigante.
Vash, sin perder la compostura, miró a Kukulkan y luego a Quetzalcoatl.
— Si alguna vez llegara ese día, Quetz, no sería solo un hijo... creo que sería una mezcla de los mundos, como todos nosotros. Pero, por ahora, ya tengo una familia muy peculiar —respondió con una sonrisa suave, mirando a Tn en los brazos de Kukulkan. Si llegara a tener un hijo, Reinhard atravesaia el tejido mismo de los mundos para venir aquí.
Kukulkan, tocando levemente la mejilla de Tn, sonrió con ternura, sus ojos llenos de cariño.
un hijo un hijo un hijo un hijo un hijo un hijo un hijo un hijo.
Sus ojos giraban en espiral imaginando.
¿Cómo sería?
¿Sería igual a ella?
¿Sería igual a vash?
¿Qué tan fuerte podría ser?
— Un hijo Vash... —dijo suavemente—. Podríamos intentar, quiero uno.
Tn, en su silencio, no parecía comprender lo que sucedía, aunque no de manera consciente. El abrazo de Kukulkan se intensificó más . Mientras las voces de Quetzalcoatl y Vash continuaban su charla, él simplemente se dejó llevar por la calidez de su madre adoptiva, sin necesidad de palabras ni recuerdos. Estaba en un lugar seguro, rodeado de amor divino.
El día continuó tranquilo en el Templo del Sol, con los dioses y los semidioses compartiendo su tiempo, aunque cada uno llevaba consigo pensamientos y secretos que solo el destino podría revelar. Pero por ahora, no importaba. Había paz, y eso era lo que más necesitaban.
El día siguiente comenzó con una brisa suave que se colaba por las ventanas del templo, moviendo las cortinas de lino y trayendo consigo la frescura de la mañana. El sol ya estaba ascendiendo, y sus rayos dorados se reflejaban sobre las piedras del templo. Tn despertó con un jadeo ahogado, sintiendo un dolor punzante en los músculos, el resultado de la "lección" de lucha libre que Quetzalcoatl le había dado la noche anterior.
Quetzalcoatl, con toda su sabiduría y excentricidad, le había insistido en que aprendiera a luchar, al menos para defenderse. Con su carácter juguetón y un poco travieso, la diosa le había mostrado un estilo de lucha libre inspirado en los movimientos de la tradición mexica. Para Tn, sin embargo, todo parecía un torbellino de movimientos rápidos, y la presión de la lección lo había dejado agotado.
— ¡Vamos, Tn!¡Vamos mijo!—gritó Quetzalcoatl mientras lo levantaba por los hombros, mostrándole cómo esquivar y aplicar una llave—. ¡Así aprenderás a luchar como los mejores! Esto es lucha libre, ¡diviértete con ello!
Tn solo asintió, su mente fragmentada luchando por mantener el ritmo de los entrenamientos, pero sin realmente entender completamente lo que ocurría. No le importaba tanto la lucha; lo que sentía era la energía de la diosa que lo empujaba a seguir adelante, aunque su cuerpo le pidiera descanso.
Mientras tanto, en otro rincón del templo, Kukulkan se despertaba lentamente de su sueño, acariciando suavemente la almohada junto a ella. Vash dormía profundamente a su lado, ajeno a los eventos que se desarrollaban a su alrededor. La luz del sol iluminaba su rostro mientras ella lo observaba, sumida en un silencio que solo podía ser comprendido por quienes se habían entregado completamente al amor.
Kukulkan lo miró, y un sentimiento profundo de satisfacción se apoderó de ella. Vash era el hombre por el que había dejado Chaldea, el hombre por el cual había decidido tender un capricho y abandonar su puesto en ese otro mundo. Abandonar todo lo conocido, todo lo divino y lo ordenado, para seguir a alguien que le había dado una razón nueva para vivir.
Su mirada se desvió hacia su brazo izquierdo, aquel que no era realmente suyo, sino una prótesis creada por Howard. Kukulkan se mordió el labio, notando las viejas cicatrices que marcaban la piel de Vash. Sabía que el hombre a su lado había sufrido mucho, que el peso de la vida y las batallas que había enfrentado había dejado huellas profundas en él, tanto físicas como emocionales. Esa prótesis era un recordatorio constante de las heridas que había sufrido, pero también de su capacidad para resistir, para seguir adelante sin importar los desafíos que enfrentara.
Kukulkan suspiró suavemente, sus dedos tocando la piel de su espalda, recorriendo hasta el frío metal del brazo, como si pudiera aliviar su dolor. En sus ojos se reflejaba una mezcla de amor y preocupación. Quería protegerlo, y a veces, el peso de ese amor le resultaba abrumador. Pero al mismo tiempo, sabía que, por alguna razón, Vash no deseaba que su sufrimiento fuera evitado. Él había aprendido a cargar con sus heridas, tanto las visibles como las invisibles.
De repente, un fuerte ruido rompió la tranquilidad del momento. El sonido provenía de la zona sur del templo, donde Quetzalcoatl parecía estar trabajando con Tn. El estrépito de los cuerpos al caer sobre el suelo, el sonido de un golpe bien ejecutado y la risa traviesa de la diosa resonaron por todo el templo.
Kukulkan sonrió suavemente. Aunque el sonido fuera fuerte, no le desagradaba en absoluto. Sabía que Quetzalcoatl tenía una manera única de enseñar, y aunque su estilo era rudo, siempre terminaba siendo efectivo. La energía inagotable de la diosa era contagiosa, y aunque Tn no parecía disfrutar mucho de la lucha, ella sabía que al final, él aprendería a defenderse, aunque fuera un poco.
Vash, aún sumido en un sueño profundo, no parecía haber notado el ruido. Kukulkan lo miró una vez más, sus ojos reflejando la devoción que sentía por él. Dejó escapar un suspiro suave y se levantó de la cama, dispuesta a comenzar su día.
Se acercó a Vash y lo observó con cariño mientras dormía. Sabía que la paz que él parecía encontrar en esos momentos de descanso era vital para él, para su recuperación. Sin hacer ruido, le acarició la mejilla con ternura, disfrutando de la calma que su presencia le proporcionaba.
— Descansa, amor mío... —susurró en voz baja, más para sí misma que para él.
Con un último vistazo, Kukulkan se levantó y caminó hacia la zona de entrenamiento, donde Quetzalcoatl y Tn seguían con su lección.
Camino casi desnuda, como en la época que vivió su vientre satisfecho con la esencia de su amante, y recorrió los pasillos del templo.
Al llegar allí, vio a Tn intentando mantenerse en pie mientras Quetzalcoatl lo animaba a pelear.
— ¡Vamos, Tn! ¡No te rindas ahora! ¡La lucha libre es una danza! Tienes que fluir con el movimiento,—gritaba Quetzalcoatl, antes de correr contra el dando una patada doble contra el joven.
Tn, agachado sobre el suelo y respirando pesadamente, levantó la cabeza con dificultad, mirando a Kukulkan con una expresión vacía, como si no supiera bien lo que estaba sucediendo.
Kukulkan se acercó a él, dejando que su presencia reconfortante calmara un poco el ambiente. Posó una mano sobre su hombro y le sonrió.
— No te preocupes, Tn. El aprendizaje no es fácil, pero lo harás bien. Eres más fuerte de lo que crees —dijo suavemente, mientras Quetzalcoatl seguía animándolo.
-....Oye kuku...no deberías ammm no se¿Tener más ropa?-
Ella ignoró el comentario de su contraparte rubia y siguió estrujando con afecto al joven peliblanco que solo tenía una reacción de poker en su cara.
Vash despertó lentamente, el suave sonido de los pájaros fuera de la ventana y el murmullo lejano del río lo acompañaban mientras se estiraba perezosamente en la cama. Un suspiro profundo escapó de sus labios antes de que se levantara, todavía algo adormilado, con los recuerdos de la noche anterior flotando en su mente. Con una sonrisa suave, se levantó y se dirigió hacia la cocina del templo.
El aroma de los ingredientes frescos flotaba en el aire mientras Vash comenzaba a preparar el desayuno. Su habilidad en la cocina era producto de las incontables almas reunidas y usadas como fuente de su magia, algunas tenían capacidades culinarias, y en esta ocasión, optó por preparar algo especial. El sonido del aceite caliente al caer sobre la sartén y el crujido de los chilaquiles, las flautas comenzaron a llenar el espacio, creando un ambiente acogedor.
Poco después, Quetzalcoatl irrumpió en la cocina, derribando una pared mientras sus ojos se exaltaban y su nariz olfateaba. Viendo la comida, sus ojos brillaron como si hubiera encontrado el tesoro más grande del mundo.
— ¡Vash, me siento como si estuviera en el paraíso! ¿Es todo para mi? —exclamó mientras se acercaba rápidamente a la mesa, ignorando por completo cualquier protocolo de espera.
Sin decir una palabra más, Quetzalcoatl se lanzó sobre los platillos, llenando su plato con una cantidad generosa de chilaquiles y flautas, bañándolos en salsa y recogiendo un vaso asta, el tope de pulque. Mientras una sonrisa traviesa se formaba en su rostro. Mientras devoraba la comida con una rapidez impresionante, no podía evitar hacer comentarios entre bocado y bocado.
— ¡Es delicioso, Nham~! ¡Esto es lo mejor que he probado en milenios nham~! —decía, entre cada bocado, mientras algunas migajas salían volando, con migas de comida cayendo por su rostro.
Kukulkan, quien había estado observando desde la puerta, entró en la cocina con pasos suaves, disfrutando del bullicio de la mañana. Su mirada fue directamente hacia la mesa llena de comida, y no pudo evitar sonreír con satisfacción al ver a Vash trabajando, algo que siempre le traía una sensación de paz. Al acercarse, decidió probar su merienda preferida, unos maíces asados que Vash había preparado en una parrilla improvisada.
Con una sonrisa de satisfacción, Kukulkan mordió uno de los maíces, mostrando sus dientes afilados, que se veían tan letales como los de un tiburón (vash sintió un escalofrío y cubrió su cuello). Cuando el maíz tocó su lengua, una expresión de pura felicidad cruzó su rostro.
— ¡Vash, esto está increíble! ¿Cómo haces para que todo lo que cocines sea tan delicioso? —preguntó entre bocados, mirando a su pareja con cariño.
En ese momento, Tn, quien estaba sentado en la mesa, miraba con una expresión vacía mientras llevaba pequeños bocados de comida a su boca. No parecía realmente disfrutar, pero tampoco parecía tener mucha voluntad de dejar de comer. Su mente, fragmentada como estaba, solo podía seguir el ritmo de los que lo rodeaban sin comprender completamente lo que sucedía. La comida, aunque deliciosa, le resultaba ajena.
De repente, Vash, al notar el silencio de Tn, se giró hacia él mientras servía más tamales en su plato. Sonrió de manera suave, su voz amable como siempre.
— Tn, ¿alguna vez has pensado en visitar algún otro mundo? —preguntó Vash mientras pasaba los tamales a la mesa, observando la reacción de Tn.
Kukulkan, que estaba probando otra mazorca, casi se ahoga con la comida al escuchar la pregunta. Tosió de manera sorprendente y luego se dio golpecitos en el pecho, tratando de recuperar el aliento. Los ojos de Quetzalcoatl se abrieron de par en par mientras ella continuaba con su batalla interna contra la comida.
— ¡Kukulkan! —exclamó Quetzalcoatl mientras se reía. — ¡Rápido la maniobra, Heimlichh!
Kukulkan levantó la mano, pidiendo disculpas mientras luchaba por respirar de nuevo antes de que la diosa rubia golpeara su espalda estrellándola contra la mesa de piedra. Su rostro estaba ligeramente sonrojado, pero al final se recuperó y soltó una risa nerviosa.
— Es solo que... —se aclaró la garganta—. Tu pregunta, Vash. ¿Visitar otro mundo? —sus ojos brillaron con un interés repentino, un brillo que Vash, bien conocedor de ella, reconoció inmediatamente.
Tn no respondió de inmediato, solo levantó la mirada hacia Vash con cierta vacilación, pero no parecía tener una respuesta clara. El concepto de "mundo" era algo conocido para él, algo demasiado abstracto para su gusto. Sin embargo, en sus ojos se veía algo: una chispa de curiosidad, aunque aún vacilante.
Kukulkan, aún respirando con calma, sonrió suavemente a Tn.
— Un viaje a otro mundo podría ser interesante, ¿no? —dijo, mirando a Vash con una ligera sonrisa de complicidad. — Quizás Tn podría encontrar algo que lo ayude, algo que lo haga sentir más completo.
Vash asintió lentamente, comprendiendo el sentimiento de Kukulkan. A veces, Tn necesitaba un cambio de perspectiva, un lugar donde pudiera aprender más sobre sí mismo. Su vida, aunque llena de potencial, estaba marcada por la confusión y la falta de recuerdos. Tal vez un viaje, un verdadero viaje a un mundo nuevo, podría darle las respuestas que necesitaba.
— Si Tn quiere hacerlo, podríamos llevarlo con nosotros —dijo Vash, mirando al joven con suavidad. — Hay tantos mundos allá afuera, y tal vez uno de ellos pueda darle las respuestas que busca.
Tn finalmente miró a Vash, como si estuviera intentando comprender la seriedad de la pregunta, pero aún no podía procesar del todo la idea. En su mente, las palabras de Vash y Kukulkan parecían desvanecerse en un mar de confusión.
— ¿Un mundo? —preguntó Tn en voz baja, como si estuviera repitiendo una palabra que no entendía completamente.
Kukulkan se acercó a él y le dio una palmadita en el hombro.
— Sí, Tn. Un lugar nuevo, lleno de oportunidades. No tienes que decidir ahora, pero tal vez algún día.
La comida continuó mientras las risas y las conversaciones fluían con la misma energía contagiante de siempre. Quetzalcoatl seguía devorando con entusiasmo, sin un ápice de decoro, mientras Kukulkan disfrutaba de cada bocado con una sonrisa encantadora. Y aunque Tn seguía comiendo en silencio, el hecho de que alguien le estuviera ofreciendo la posibilidad de algo más, algo más allá de su rutina y su confusión, parecía ser una idea reconfortante.
Dentro del templo, el desayuno ya había terminado, y los miembros de la pequeña familia se encontraban en una dinámica peculiar. Vash, siempre meticuloso, ya había decidido que era hora de hacer algo más grande, algo que podría darle a Tn una oportunidad para crecer y encontrar un propósito.
Con una mirada divertida, Vash se acercó a uno de los rincones del templo, mientras que el R'lyeh arm se activaba. Sus manos comenzaron a mover con precisión, como si estuviera manipulando algo invisible, pero azul comenzaba a mezclarse con rojo. La luz empezó a brillar y un portal apareció en el aire, un vórtice brillante que giraba y emanaba una energía misteriosa.
— Tn, iríamos toda la familia, pero viendo los problemas que quetz causaría y que kuku es un reactor nuclear andante. —dijo Vash, mirando al joven con una sonrisa suave.
Tn no entendía completamente lo que estaba sucediendo, pero sus ojos reflejaban una mezcla de incertidumbre y confusión. Era difícil para él comprender qué era exactamente un "portal" o qué se sentía al atravesarlo. Pero sabía que, de alguna forma, algo grande estaba por ocurrir.
Antes de que pudiera formular una pregunta, Vash levantó su mano y, con un movimiento rápido, empujó a Tn hacia el portal. El joven no tuvo tiempo de reaccionar; el vórtice lo tragó en un abrir y cerrar de ojos, desapareciendo de la vista de todos.
Vash observó por un momento, y luego, con calma, miró a Kukulkan, que estaba parada a su lado, observando con una expresión de sorpresa y algo de tristeza. Dejando caer las maletas que tenía en ambas manos.
— Kouha lo acompañará. —dijo Vash, señalando a un pequeño peluche de gato que flotaba suavemente a su lado. El peluche parecía un juguete inocente, pero todos sabían que Kouha era mucho más que eso. Era una inteligencia artificial, pequeña y juguetona, pero con mucha información almacenada en su sistema.

(Kouha)
Y no quería lidiar con esta peste y mucho menos que Jaguar guarrior o Quetzalcoatl le preguntaran o peor aún que lograran hacer que kouha invocara a alguien de sus conocidos...el pensamiento de que llamaran al propio Fiurher era una posibilidad.
Kukulkan, con lágrimas cómicas corriendo por su rostro, inmediatamente se echó las manos a la cabeza y comenzó a sollozar exageradamente.
— ¡Mi niño! ¡Mi bebé se fue! ¡No quiero que crezca tan rápido! —exclamó, soltando un pequeño llanto dramático mientras se abrazaba a sí misma.

Vash, con una sonrisa leve, solo la miró con una mirada suave.
— Es por su bien, Kukulkan. Este es un paso necesario para él. Confía en mí. —dijo, aun manteniendo su serenidad, mientras el portal se cerraba detrás de Tn.
-! ¡No habrá sexo por dos semanas! — el grito fue fuerte y claro mientras kukulkan adoptaba una postura firme.
-! ¡E-e-espera tú también estarías castigada-!
-Tres semanas-— su mirada se oscureció mientras un brillo jade la envolvía.
-! ¡Tómala, dodo!-Quetz se estaba divirtiendo con esto.
—¿Pero por qué si solo hice lo que necesitaba?
-Cuatro semanas-
-.....MALDICIÓN-murmuro por lo bajo ir a Egipto pero fue jalado por su ropa directo a la cara de kuku.

-Y ni creas que iras con esa coneja boba *Apretar* porque de hacerlo te destrozaré el cuello con mis muslos
Mientras tanto, Quetzalcoatl, que se habia marchado fuera del templo disfrutando del manantial cercano, observó la escena desde la distancia. Había algo relajante en el entorno, con el sonido del agua corriendo y la brisa fresca acariciando su rostro. Quetzalcoatl cerró los ojos por un momento, respirando profundamente.
— Este clima es perfecto para relajarse. —dijo, con una sonrisa perezosa, casi como si la situación no fuera importante en comparación con la paz que sentía en ese momento. La diosa disfrutaba de la tranquilidad, al menos por ahora.
En el otro lado, el portal había dejado a Tn en un lugar completamente diferente. El Mundo de Remnant se extendía ante él, un paisaje vasto y misterioso para el. Tn apareció de repente en un espeso bosque, rodeado por árboles altos y frondosos. La luz del sol se filtraba a través de las hojas, creando sombras danzantes en el suelo.
Kouha, que había sido lanzado junto con él, apareció de inmediato sobre su hombro, su pequeño cuerpo de peluche flotando suavemente. Su voz, como siempre, era algo molesta mientras maldecia al hegemonico que la usa como ayudante.
— Hola, Tn. Soy Kouha. Estoy aquí para ayudarte a entender este mundo y todo lo que conlleva. —dijo la pequeña inteligencia artificial, resignada a su nueva tarea de niñera.
Tn, que estaba desorientado y aún confundido por el repentino cambio de entorno, miró alrededor, sin saber exactamente qué hacer. El bosque parecía inmenso, y la sensación de estar fuera de su zona de confort era palpable. Sus recuerdos seguían fragmentados, pero había algo en el aire que lo hacía sentirse curioso, aunque incómodo.
— ¿Qué es este lugar? —preguntó Tn, su voz temblorosa mientras miraba las sombras de los árboles y el suelo cubierto de hojas.
Kouha, sin inmutarse, comenzó a explicarle el mundo que los rodeaba.
— Este es el mundo de Remnant. En este mundo, existen criaturas llamadas Grimm, que son bestias oscuras y peligrosas. Son nuestros enemigos. Afortunadamente, las personas aquí tienen algo llamado Aura, una energía que les da poder y los protege de los Grimm. —Kouha continuó, mientras pequeños hologramas flotaban alrededor de él, mostrando imágenes de las criaturas y el aura.
Porque sentía un déjà vu no tenía idea, pero lo ignoraría.
Tn miró con interés los hologramas, viendo las imágenes de los Grimm, monstruos con apariencia de sombras parecidas a animales le recordaba vagamente a los hollows en eridu. Luego, Kouha mencionó algo más.
— También hay grupos llamados Faunos en este mundo. Son una mezcla entre humanos y animales, con habilidades especiales. Algunos de ellos luchan por la igualdad, mientras que otros buscan sus propios intereses. —Kouha explicó, como si estuviera enseñándole todo el sistema de este mundo en una sola charla.
Tn asimilaba la información lentamente, pero algo en su interior empezaba a despertar. Era como si las piezas de un rompecabezas comenzaran a encajar lentamente, pero aún faltaban muchas piezas. A pesar de su confusión, había una sensación de aventura, algo que lo empujaba a seguir adelante.
De repente, el sonido de algo moviéndose entre los árboles lo sacó de su reflexión. Kouha se puso alerta al instante, su pequeña luz parpadeando mientras escaneaba el área.
— Parece que algo se acerca. Prepárate, Tn. —advirtió Kouha, su tono más serio ahora.
Tn levantó la mirada, buscando a su alrededor. En el horizonte, una figura oscura comenzó a asomar entre los árboles, y el viento comenzó a agitar las hojas de manera inquietante.
Era el primer encuentro de Tn con la oscuridad de Remnant, y aunque todavía no lo sabía, este sería solo el inicio de una nueva aventura llena de desafíos y misterios por resolver.
El bosque de Remnant estaba inmerso en una quietud inquietante. Las sombras de los árboles se movían suavemente con el viento, y el sonido de la naturaleza parecía calmar a Tn, aunque su mente seguía nublada por la confusión. Sus recuerdos eran fragmentos dispersos, pero la nueva atmósfera de este mundo parecía atraerlo de una forma inexplicable.
Mientras vagaba sin rumbo fijo, un susurro extraño se alzó del horizonte. De repente, un grupo de Grimm Ursa, enormes osos monstruosos con ojos brillantes y furiosos, emergieron entre los árboles. Su rugido resonó como un eco de la muerte en el aire. Eran bestias terribles, creadas de la oscuridad misma, y avanzaban con la intención de destruir todo a su paso. Tn los observó en silencio, sin inmutarse. Kouha, su compañero flotante, detectó la amenaza y emitió una advertencia.
— ¡Tn! ¡Esos son Grimm Ursa! Son muy peligrosos, tienes que... —pero no pudo terminar, pues Tn ya había hecho algo sorprendente.
Con solo una mirada, una onda de presencia de una magnitud tan poderosa y fría como un dios caído se desprendió de él. Las sombras que los Ursa representaban no tuvieron oportunidad de resistirla. La fuerza de Tn barrió a los monstruos con facilidad, su sola existencia aplastando su voluntad y disolviendo las criaturas en un instante. No hubo lucha, solo el inevitable paso de una entidad superior que anuló todo lo que se encontraba a su paso.
Kouha, observando todo desde el hombro de Tn, procesó la información y luego, como era habitual en su naturaleza, comentó con indiferencia— Este mundo ni de chiste podría hacerle algo a un Hadou... —dijo, aburrido, como si lo que acababa de suceder fuera una rutina. No era la primera vez que veía un ser con poder tan grande, pero para él, la falta de resistencia de los Grimm era simplemente una falta de desafío.
Este mundo si que decepcionaba.
Tn, aparentemente insensible a su entorno, continuó su marcha. Caminaba sin un destino claro, como un ser errante, buscando algo que no podía nombrar.
Pero entonces, algo lo detuvo. En medio de la densa maleza, vio una figura solitaria, arrodillada ante una lápida. La figura llevaba una capucha roja que caía sobre su rostro, y su postura reflejaba una profunda solemnidad. El aire estaba lleno de una quietud similar a la que Tn sentía, pero esta vez algo lo hizo detenerse.
Era Ruby Rose, una joven cazadora que estaba visitando la tumba de su madre, Summer Rose. A pesar de la tranquilidad, Ruby sentía una mezcla de tristeza y esperanza, la cual era típica cuando se trataba de recordar a alguien tan importante para ella. Mientras estaba sumida en sus pensamientos, un sonido de pasos suaves resonó a su lado.
Ruby, al escuchar el sonido, levantó la vista rápidamente, su cuerpo tenso por el miedo y la sorpresa. El primer instinto de cualquier cazador era alertarse ante lo inesperado, pero lo que encontró frente a ella no era una amenaza, sino algo completamente diferente.
Tn se encontraba parado a unos pocos metros, su mirada tranquila, casi distante, mientras observaba la figura de Ruby con una calma inquietante. Su apariencia, tan unica y perfecta, hizo que Ruby se sonrojara levemente. Había algo en su presencia que era inconfundible, algo tan... elegante y hermoso, que era difícil no notarlo.
Los ojos de Ruby se agrandaron ligeramente mientras observaba a Tn. Por un momento, todo a su alrededor parecía desvanecerse, solo quedando ella y esa figura extraña, casi celestial, que la miraba sin decir palabra alguna.
Ruby se puso rápidamente de pie, ajustando su capa roja y tratando de recuperar su compostura, aunque su rostro mostraba una ligera vergüenza. El impacto de la belleza del extraño ser frente a ella era inesperado. Nunca antes había encontrado a alguien que irradiara tal presencia sin esfuerzo alguno.
— ¿E-eh... Quién eres? —preguntó Ruby, su voz un poco vacilante mientras intentaba entender la situación. Se sentía un tanto avergonzada por la forma en que su corazón había acelerado al ver a Tn. El calor en su rostro no pasaba desapercibido para ella, y se ruborizó aún más por ello.
Kouha, desde el hombro de Tn, observó la escena en silencio, analizándola de una manera aburrida. Este tipo de interacción no era común para Tn, que, debido a su naturaleza, solía provocar reacciones extrañas en aquellos con los que se encontraba. Aunque el joven aún no lo sabía, el destino estaba tejía hilos invisibles entre él y la joven.
Tn, por su parte, no comprendió completamente la situación. No respondía con palabras; su única reacción fue una leve inclinación de cabeza, como si reconociera a Ruby pero no supiera realmente quién era ni por qué la veía.
Kouha, sintiendo la confusión de Tn, decidió intervenir de forma discreta. Usó un pequeño proyector para mostrar a Ruby y darle algunos datos importantes, como si estuviera gestionando la información.
— Esa es Ruby Rose, una cazadora de Beacon. Es conocida por su habilidad con la guadaña llamada Crescent Rose y su inconfundible capa roja. —explicó Kouha, como si le estuviera dando una lección sobre quién era la joven ante él.
Ruby, al escuchar el pequeño dispositivo hablar, miró al peluche de gato con sorpresa, pero luego su mirada volvió a Tn.
— ¿Cazadora...? —
La atmósfera del bosque seguía tensa, pero había algo en el aire que empezaba a cambiar. Ruby, con su corazón latiendo acelerado por el encuentro tan peculiar, no pudo evitar sentirse un poco nerviosa, pero, al mismo tiempo, algo le decía que este extraño ser con el que se encontraba podría ser más importante de lo que parecía.
Cuando Ruby vio a Kouha, el pequeño peluche de gato flotando junto a Tn, su expresión cambió completamente. Los nervios se disiparon de inmediato y una energía renovada la invadió, haciendo que su rostro se iluminara con una sonrisa entusiasta. Con una agilidad propia de ella, Ruby dio un paso hacia adelante y, sin pensarlo dos veces, usó su semblanza: una explosión de petalos rojos que giraron alrededor de su cuerpo antes de desaparecer en una ráfaga ligera.
Ruby se acercó rápidamente a Kouha, sin poder contener su emoción, y, con los ojos brillando, gritó de alegría— ¡Oh my gosh! ¡Eres tan adorable! ¡Y puedes hablar! ¡Eso es increíble! —Ruby comenzó a abrazar a Kouha, apretándolo contra su pecho como si fuera el peluche más precioso del mundo. No pudo evitar gritar de lo linda que le parecía esa pequeña criatura flotante, mientras acariciaba su pequeña figura con entusiasmo.
Kouha, claramente incomodado por la efusividad de Ruby, emitió un suave gruñido de desagrado, mientras intentaba escapar del abrazo de la chica. Tn, por otro lado, observaba todo desde su lugar, sin mostrar mucha reacción. Su mirada estaba centrada en Ruby, pero algo en su interior parecía desconectado, como si no pudiera comprender completamente lo que sucedía. Aún no tenía la capacidad de entender del todo las interacciones humanas, mucho menos las emociones que estaban surgiendo a su alrededor.
— Kouha… ¿Tú qué piensas? —preguntó Tn, con voz baja, casi como un murmullo.
Kouha, aún intentando liberarse de los brazos de Ruby, finalmente respondió con un tono algo exasperado.
— Lo que pienso es que este mundo está lleno de personas raras… —gruñó, tratando de zafarse un poco. — Aunque... supongo que no tengo mucho de qué quejarme si eso significa que recibiré más cariño. Pero, Tn, ¿qué vamos a hacer ahora?
Tn pensó por un momento, su mirada perdida en el vacío como si estuviera buscando respuestas en el horizonte. No respondía con urgencia, simplemente dejaba que el momento pasara mientras todo a su alrededor parecía fluir sin un rumbo claro. Sin un propósito definido, Tn mencionó, con una calma que parecía fuera de lugar para una situación tan extraña:
— Vagar…
Kouha, frustrado por la falta de una respuesta más concreta, frunció el ceño, pero se limitó a mantener su silencio. Ruby, que estaba disfrutando de la interacción con el peluche, miró a Tn con una expresión curiosa, ahora un poco más consciente de la extraña serenidad del joven.
— ¿Vagar? —dijo Ruby, con una ligera sonrisa en el rostro, aunque un poco nerviosa. — Eso suena un poco... solitario, ¿no?
Tn no dijo nada, pero sus ojos seguían fijos en ella. Sin embargo, fue Ruby quien rompió el silencio, impulsada por una extraña mezcla de nerviosismo y deseo de ayudar a alguien tan… misterioso.
— ¿Sabes qué? —Ruby respiró profundamente, intentando organizar sus pensamientos. — *Yo... puedo llevarte a mi casa si quieres. Mi hermana Yang y yo vivimos en Beacon, una escuela para cazadores y cazadoras. Allí podrás encontrar respuestas, o al menos un lugar donde descansar. Además, seguro que les gustaría conocerte, y... * —Ruby se detuvo un momento, sonrojándose ligeramente mientras pensaba en lo que acababa de decir. — ... seguro que no te vendría mal un poco de compañía.
Kouha, que ya estaba de nuevo en su hombro, miró a Ruby con una mezcla de sorpresa y duda.
— ¿Beacon? ¿Una escuela? —repitió, en un tono un tanto desconfiado. — ¿YPsspp tn no estuviste nunca en un instituto verdad?
-...(-_-)....
-Me lo suponia-maldijo su suerte pero no podia irse sin que ese dodo lo hechara del templo de una patada.
Ruby se echó a reír, viendo al peluche flotante.
— ¡No! No voy a hacerles nada malo! De hecho, creo que todos los que viven allí son buena gente, y estoy segura de que Ozpin, el director, te podría ayudar. Todos somos un poco raros, pero... ¡es la mejor forma de vivir aquí! —Ruby explicó, con una energía optimista que reflejaba su personalidad alegre.
Tn, que no había reaccionado aún, finalmente hizo un leve movimiento con la cabeza, como si aceptara la propuesta sin mucho interés. No parecía tener una preferencia sobre lo que sucediera, pero algo en su interior le decía que tal vez ir con Ruby podría ser... lo que necesitaba para avanzar.
Kouha, observando a Tn, suspiró, resignado.
— Bueno, si Tn dice que está bien, supongo que no tengo mucho que objetar. —Kouha murmuró, aunque su tono seguía siendo escéptico.
Ruby, viendo que finalmente había conseguido la aceptación de Tn, sonrió ampliamente y, sin esperar más, dio un paso hacia él.
— ¡Genial! ¡Entonces vamos! ¡Beacon no está tan lejos, y sé que será mucho mejor si te unes a nosotros! —Ruby exclamó con entusiasmo, como si estuviera invitando a un viejo amigo a una fiesta.
Con ese último empujón de entusiasmo, Ruby giró sobre sus talones y empezó a caminar con pasos rápidos hacia Beacon, su hogar. Tn la siguió con su paso tranquilo, casi etéreo, mientras Kouha se acomodaba sobre su hombro, aún haciendo comentarios poco entusiastas pero definitivamente dispuesto a seguir a donde fuera que Tn lo llevara.
En su interior, Ruby sentía una ligera emoción por el futuro, aunque aún no sabía el impacto que este encuentro tendría en el resto de su vida.
— Esto va a ser interesante… —pensó Ruby, mientras el camino hacia Beacon comenzaba.
La caminata hacia Vale fue tranquila, pero algo pesada para Ruby. Estaba emocionada por mostrarle a Tn su hogar, aunque al mismo tiempo sentía una extraña mezcla de nerviosismo y expectación. Kouha, que se encontraba cómodamente instalado en el hombro de Tn, no dejaba de murmurar pequeñas quejas, especialmente cuando Zwei, el perro de Ruby, saltó hacia ellos al verlos acercarse.
Kouha frunció el ceño, visiblemente incómodo, y miró al perro con desdén.
— Oh no... —gruñó Kouha mientras se encogía un poco. — ¡Odio a los perros!
Zwei, un perro de pelaje blanco y orejas grandes, movió su cola con entusiasmo, sin percatarse de la animosidad de Kouha. En un salto, se acercó rápidamente a Kouha, intentando olfatearlo. El peluche de gato, con su habitual desdén por todo lo que no fuera hegemónico, se quejó con un leve grito.
— ¡No me toques, peludo! ¡Aléjate!- bien podía aniquilar naciones enteras, pero lo programaron solo para cuidar a tn.
Ruby, al ver la interacción entre su mascota y el pequeño peluche, no pudo evitar reírse con simpatía. Sin embargo, a pesar de la actitud de Kouha, ella sabía que zwei solo quería ser amistoso. Sin darle mayor importancia al malestar de Kouha, Ruby siguió avanzando, mirando de reojo a Tn mientras se acercaban a la casa.
La casa de Ruby era modesta, pero acogedora, con una estructura sencilla, aunque algo desordenada. Cuando Ruby abrió la puerta y entró, su voz resonó por toda la casa.
— ¡Ya estoy en casa! —gritó, como era su costumbre, llena de energía. Pero, al no recibir respuesta, su expresión se tornó algo triste. Al mirar hacia la puerta cerrada del despacho de su padre, Taiyang, Ruby suspiró. Sabía que, como siempre, su padre estaba encerrado en su habitación, ignorándola, sumido en su propio mundo.
La relación con su padre, aunque siempre había sido....distante, últimamente se había vuelto mas intolerable. Taiyang había caído en una rutina de indiferencia, completamente enfocado en el ignorando y desatendiendo a su familia.
Ruby, triste pero sin quejarse, se giró hacia Tn y lo invitó amablemente.
— Vamos, Tn, no te preocupes por eso. Vamos a sentarnos. Mi hermana Yang está durmiendo, pero seguro que te gustará la sala, es un lugar cómodo para relajarse. — Ruby sonrió suavemente, intentando disimular la melancolía en su voz.
Tn, en su habitual silencio, asintió de manera casi imperceptible. Su expresión permaneció calmada, como si todo lo que sucediera a su alrededor fuera una película que observaba sin involucrarse demasiado. Sin embargo, algo en su interior seguía resonando, como una llamada que no entendía completamente.
Ruby condujo a Tn a la sala de estar. La habitación era cálida, con un par de sillones y una alfombra grande en el centro. Las paredes estaban adornadas con varios recuerdos, desde fotos familiares hasta recuerdos de las aventuras que Ruby y Yang habían vivido juntas.
Ruby se sentó en uno de los sillones, mientras Tn se mantenía de pie cerca de la ventana, observando el exterior, como si estuviera analizando el paisaje o buscando algo más allá de las paredes de la casa. Kouha, ya más tranquilo, se acomodó cerca de Tn, claramente sin mostrar mucho interés por el lugar.
La atmósfera era silenciosa, solo rota por el sonido ocasional de la casa, el ruido de los pájaros fuera y la respiración tranquila de Ruby. Después de un rato, Ruby se sintió un poco incómoda. Aunque el silencio entre ellos no era del todo incómodo, Ruby quería conocer mejor a Tn y entender más sobre él.
— Entonces… —Ruby comenzó, tratando de romper el hielo, su voz suave pero curiosa. — ¿De dónde vienes, Tn? Quiero decir, no es normal que alguien como tú aparezca de la nada. Y... —Ruby dudó por un momento, mirando al suelo antes de volver a mirar a Tn. — … ¿por qué no hablas?
Tn no respondió de inmediato. Sus ojos, profundos y tranquilos, se mantenían fijos en la ventana, como si todo lo que Ruby dijera se desvaneciera en el aire. Kouha, sin embargo, decidió intervenir, consciente de que Tn no iba a ser tan abierto con sus pensamientos.
— No te preocupes, Ruby. A Tn no le gusta hablar mucho, es un poco... erm, complicado. Digamos que tiene sus propios problemas con las palabras. — Kouha dijo en tono seco, mientras flotaba cerca de Tn, claramente molesto por estar en una conversación sin mucho interés.
Ruby, que ya había esperado que Tn fuera algo callado, solo asintió. Sin embargo, no dejó de ser curiosa sobre la misteriosa presencia que tenía Tn.
— Lo entiendo... a veces yo también no sé qué decir. Pero me alegra que estés aquí, Tn. No te preocupes, poco a poco seguro que vas a sentirte más cómodo. — Ruby sonrió, intentando ser comprensiva.
En ese momento, un ruido proveniente de arriba interrumpió la tranquilidad de la sala. Yang estaba despertando en su habitación, y el sonido del desorden y los pasos rápidos anunciaron que su hermana estaba finalmente despierta.
Ruby miró hacia arriba, luego volvió a Tn y dijo, un poco preocupada— Mi hermana Yang es un poco... ruidosa. Si quieres, podemos quedarnos aquí un rato más hasta que se calme. No me gustaría que te sintieras incómodo.
Mientras Ruby hablaba, Kouha bufó con desdén y murmuró para sí mismo— maldicion apuesto que esos tres estan muy comodos en el templo.
A lo lejos, los ruidos en la habitación de Yang se intensificaron, pero Ruby solo sonrió con una mezcla de paciencia y cariño hacia su hermana.
Ruby miró a Tn una vez más, preguntándose qué pensamientos pasaban por la mente de aquel extraño joven.
El ambiente en la sala estaba impregnado de una ligera tensión, aunque Ruby no podía evitar sonreír mientras acariciaba a Kouha como si fuera un gato de verdad. Aunque Kouha no lo parecía tan feliz por el trato, no pudo evitar disfrutar un poco de la atención que Ruby le brindaba, incluso si la idea de ser acariciado no era exactamente lo que más le gustaba. Al menos, por un momento, el pequeño peluche de gato pareció relajarse, al menos lo suficiente como para permitir que la chica lo tratara con cariño.
Ruby, sintiendo un poco de nerviosismo por la presencia de Tn y su extraño silencio, decidió seguir hablando para llenar el espacio incómodo.
— ¿Así que vienes de un lugar muy lejano? —Ruby preguntó, con curiosidad reflejada en sus ojos brillantes. — ¿Y vives con Vash y... ¿otras dos mujeres? Eso suena... muy interesante.
Tn, que había estado mirando al suelo en silencio, finalmente levantó la vista, y sus ojos brillaron brevemente, como si estuviera recordando algo lejano.
— Vivo junto a Vash... y a dos mujeres que siempre hacen ruido... —murmuró Tn, su voz baja y tranquila, pero con una extraña familiaridad. — Una se llama Kukulkan, y la otra es Quetzalcoatl. Siempre están... causando alboroto, pero es... algo que me resulta familiar.
Ruby frunció el ceño un poco, tratando de entender lo que Tn acababa de decir.
— ¿Kukulkan y Quetzalcoatl? —repitió Ruby, pero la confusión en su rostro era evidente. — Esos nombres... no suenan como los de personas normales. ¿De dónde vienen exactamente?
Tn, con un leve suspiro, respondió de forma tranquila— Vengo de un lugar llamado el Templo del Sol.
Ruby se quedó en silencio por un momento, procesando la información que acababa de recibir. El nombre sonaba más a algo mitológico que a un lugar real, y la mención del Templo del Sol la dejó desconcertada. Ruby no tenía idea de lo que Tn estaba mencionando, y Kouha, al notar la confusión de la chica, decidió intervenir, aunque de forma algo sarcástica.
— El Templo del Sol es, eh... un lugar que está bastante alejado de aquí, y no tiene nada que ver con tu hogar actual, Ruby. —dijo Kouha en tono de burla. — Es más... como un sitio donde se mezclan idiotas, monstruos y gente rarísima. Pero eso es una larga historia. Y si quieres saber más, tal vez tendrías que preguntarle a Tn sobre el Templo del Sol.
Ruby lo miró, sorprendida por la actitud de Kouha. Realmente no esperaba que el peluche de gato hablara tan abiertamente sobre la vida de tn. Sin embargo, su mente no podía dejar de preguntarse más sobre el origen de Tn. El hecho de que viviera con figuras como Vash, Kukulkan y Quetzalcoatl, le dio la sensación de que Tn provenía de un mundo completamente diferente al suyo, quizás incluso de un lugar lleno de diversion tal vez tenian galletas ahi.
Ruby, aún algo desconcertada, trató de cambiar el tema hacia algo más tangible.
— ¡Eso suena como algo salido de una leyenda! Pero... —dijo Ruby mientras se enfocaba en el pequeño peluche de gato, tocando suavemente su pelaje con la mano. — ¿Y tú, Kouha? ¿Cómo es que hablas? Pensé que los peluches no podían hablar. ¿Eres como un robot avanzado o algo así?
La pregunta de Ruby parecía haber tocado una fibra sensible en Kouha, quien inmediatamente dejó de disfrutar de la atención para lanzarle una mirada de desprecio. Con una expresión bastante molesta, comenzó a hablar, aunque su tono era más bien serio.
— ¡Soy Kouha, el sistema del trono más inteligente que jamás hayas visto! Y no soy ningún robot ni una simple máquina. Fui creado por la Gran Mitra, la primera Hadou. Eso es lo que soy. No soy un juguete ni un autómata sin alma. Así que por favor, no me llames robot. —Kouha bufó, su tono de voz rebosante de irritación.
Ruby, aunque sorprendida por la intensidad de la respuesta de Kouha, no pudo evitar sentirse intrigada aún más.
— ¿La Gran Mitra? —dijo Ruby, completamente desconcertada. — ¿Y qué es eso de los Hadou? No entiendo mucho de lo que estás diciendo... ¿Es algo de tu hogar?
Kouha resopló, claramente algo frustrado por la falta de entendimiento de Ruby.
— ¡Lo de los Hadou es un tema complicado! —explicó Kouha, con un aire de superioridad. — Somos seres poderosos que existimos más allá de lo que conoces. La Gran Mitra es la creadora de muchos seres como yo, más allá de lo que puedas imaginar... ¡y eso sin contar a los otros Hadou!
Ruby escuchaba, aunque no entendía del todo. Sin embargo, algo en sus ojos reflejaba esa curiosidad insaciable por entender más. Ruby estaba acostumbrada a lo extraño, pero todo esto parecía algo completamente nuevo. Y a pesar de la confusión, la emoción seguía presente en ella.
— ¡Wow! Pero suena genial... de alguna manera. —Ruby sonrió, tratando de captar la esencia de lo que estaba diciendo Kouha, aunque los términos le sonaban a pura fantasía.
En ese momento, se escucharon ruidos provenientes del piso superior, donde Yang estaba despertando, al parecer con la misma energía ruidosa de siempre. Ruby suspiró, sabiendo que pronto su hermana estaría dando vueltas por la casa.
— Y ahí viene mi hermana... —dijo Ruby, un tanto resignada, pero sin perder su entusiasmo. — Pero por ahora, Tn, ¿te gustaría quedarte aquí un rato más?
Kouha, tras una mirada hacia Tn, se acomodó en su hombro mientras comentaba— Creo que por ahora no hay más que hacer. Y la verdad, estos momentos son... interesantes. No está tan mal este lugar después de todo.
Mientras tanto, Ruby seguía observando a Tn con una curiosidad desbordante, sin saber que este encuentro con él marcaría un cambio en su vida y en el destino de su mundo. Sin embargo, por ahora, la intriga solo aumentaba, y lo único que podía hacer era disfrutar del momento, rodeada de los seres más extraños y fascinantes que había conocido.
La calma que se había instalado en la sala de estar se vio interrumpida por un sonido proveniente de arriba, seguido de unos pasos pesados y el característico ruido de alguien que acaba de despertarse. Yang bajó las escaleras con su habitual falta de preocupación por su apariencia: llevaba unos shorts cortos, una camisa blanca que estaba ligeramente arrugada, y su cabello rubio estaba completamente desordenado, como si hubiera estado durmiendo profundamente. La imagen de Yang, aún medio dormida y bostezando mientras se rascaba la cabeza, era un contraste cómico con la energía y la intriga que Ruby había estado acumulando al conversar con Tn y Kouha.
Yang frunció el ceño ligeramente al ver a Tn, su mirada primero inquisitiva, luego desconcertada. Era evidente que no entendía por qué un extraño estaba en su sala.
— ¿Ruby? —murmuró Yang, aún con los ojos entrecerrados. — ¿Por qué hay un tipo raro en la sala? Sabes que no me gustan los desconocidos, ¿verdad?
Ruby, nerviosa por la reacción de su hermana, se apresuró a explicarle.
— ¡No es un desconocido! Bueno... sí, pero él es Tn. —Ruby comenzó a hablar rápidamente, tratando de calmar a Yang. — Es una larga historia, pero... él es algo así como... bueno, tiene mucho que contar, pero no es peligroso, te lo prometo.
Yang la miró con una ceja levantada, claramente aún sin convencerse de lo que Ruby estaba diciendo. Sin embargo, antes de que pudiera continuar con su sermón sobre "no traer desconocidos a la casa", algo llamó su atención. Kouha, que había estado descansando en el hombro de Tn, flotó hacia el centro de la sala y comenzó a moverse con una suavidad que solo los seres como él podían lograr. Yang, cuyo amor por los animales —y cosas adorables en general— era bien conocido, no pudo evitar fijarse en Kouha.
— ¿Qué... qué es esto? —exclamó Yang, su rostro transformándose en una sonrisa de puro cariño al ver el pequeño peluche flotante. ¡Es un gato flotante!
Yang se acercó de inmediato, extendiendo los brazos y abrazando a Kouha sin previo aviso, aplastándolo contra su pecho de forma exagerada mientras reía.
— ¡Oh my gosh! ¡Es tan adorable! ¡¿Es un gato?! ¡¿Habla?! ¡Es tan esponjoso! —dijo Yang, mientras acariciaba con entusiasmo el pelaje de Kouha, completamente olvidándose de su sermón. Kouha, naturalmente, parecía más que incómodo por el contacto, pero, por alguna razón, no pudo rechazarlo completamente. A fin de cuentas, era una forma de cariño... aunque no era exactamente el tipo de cariño que él apreciaba.
Sin embargo, después de unos segundos, Yang dejó a Kouha en su regazo y levantó la vista, finalmente observando a Tn con más detenimiento. La sonrisa juguetona de Yang se transformó en una más traviesa y descarada cuando sus ojos se posaron en Tn.
Tn estaba de pie, con sus ojos fijos en algún punto lejano, como si el resto del mundo no existiera para él. No dijo nada, no reaccionó a la mirada de Yang, pero eso no impidió que la joven de cabellera desordenada lo estudiara con una sonrisa franca.
— Hmm... no está mal... —comentó Yang, evaluando a Tn con descaro, sin ocultar ni un poco de la fascinación que sentía. — *De hecho, estás muy bien, guapo. —La sonrisa de Yang se amplió aún más, dejando en claro que no tenía reparos en expresar su atracción.
Ruby, que había estado observando la interacción entre su hermana y Kouha, se sonrojó al ver la expresión tan directa de Yang hacia Tn. Sin embargo, lo que más le sorprendió fue la reacción de Tn. Él se mantenía completamente silencioso. No movió ni un músculo, no mostró ninguna reacción a los cumplidos descarados de Yang. Solo permaneció inmóvil, su rostro impasible, como si nada de lo que estaba pasando a su alrededor tuviera importancia.
— ¡Tn! ¡No vas a decir nada? —Ruby, algo avergonzada, preguntó en un susurro, aunque Tn no parecía haberla escuchado. Estaba tan absorto en sus propios pensamientos que apenas prestaba atención a los otros en la sala.
Yang, al no recibir respuesta por parte de Tn, decidió hacer algo un poco más juguetón. Caminó hacia él con paso tranquilo, una sonrisa confiada en su rostro. Estiró una mano hacia el rostro de Tn, con la intención de acariciarlo de manera juguetona, casi como si fuera un pequeño "juguete" para su diversión.
— ¿Nada? ¿De verdad no te vas a defender? Estás demasiado serio, Tn. Vamos, un poco de actitud, ¿no? —dijo Yang, provocadora, mientras sus ojos brillaban con picardía.
Ruby, que estaba observando todo esto, no sabía si reír o avergonzarse aún más. Su hermana siempre había sido una desvergonzada, y ahora, con Tn, parecía que estaba probando una nueva forma de bromear, como si fuera un pequeño juego de "romper el hielo".
Kouha, desde su lugar, observaba todo con desaprobación, mientras Tn simplemente seguía sin reaccionar, completamente ajeno a las travesuras de Yang.
— Tn es un caso... —dijo Kouha en tono bajo, mientras observaba a Yang juguetear con Tn. — ¿Cómo puede ser tan... impasible?
Ruby, sin embargo, decidió intervenir para calmar la situación un poco. Miró a Tn y luego a Yang, que todavía sonreía con descaro.
— ¡Yang! —dijo Ruby, tratando de controlar la situación. — Deja a Tn tranquilo. No lo hagas sentir incómodo. A lo mejor no está acostumbrado a este tipo de cosas...
Yang se echó atrás con una sonrisa juguetona y se encogió de hombros.
— Vale, vale... no me hagas la abogada de Tn. Solo me estaba divirtiendo. — Yang dejó escapar una risa, claramente disfrutando de la situación, aunque en el fondo sabía que quizás estaba siendo un poco demasiado directa.
Tn, como siempre, permaneció en su silencio imperturbable. Pero, a pesar de la frialdad de su comportamiento, Ruby notó que había algo en su interior que no podía identificar... algo que quizás solo se desvelaría a medida que pasara el tiempo. Yang y Ruby aún no comprendían completamente a Tn, pero sabían que había algo especial en él.
Por ahora, el día continuaba con una extraña sensación de calma en la casa, donde Tn, Kouha, y las hermanas Rose Xiao long se encontraban en una especie de equilibrio inesperado. Y aunque todo parecía normal, Ruby sentía que algo grande estaba a punto de ocurrir, algo que cambiaría todo en sus vidas.
La tarde avanzaba de manera tranquila en la casa de Ruby, donde la presencia de Tn seguía siendo un misterio para todos, pero, al mismo tiempo, algo completamente fascinante. Yang, después de su actitud juguetona, se había calmado y ahora se sentaba con las piernas cruzadas en el sofá, observando con atención mientras Ruby y Tn conversaban suavemente.
Tn, como siempre, no hablaba mucho, pero sus palabras eran reflexivas y directas. Ruby, que estaba cada vez más intrigada por la personalidad de Tn, no pudo evitar seguir con la conversación.
— ¿Qué es lo que más te gusta de vivir con Quetzalcoatl y Kukulkan? —preguntó Ruby con curiosidad genuina, mientras miraba a Tn. Ella había escuchado esas extrañas menciones sobre nombres que sonaban raros, pero aún no comprendía del todo quiénes eran esas mujeres y cómo encajaban en la vida de Tn.
Tn, al escuchar la pregunta, hizo una pausa, como si estuviera sopesando cómo describir su vida junto a esas dos mujeres. Su expresión era tranquila, pero había algo en su rostro que indicaba que sus recuerdos estaban mezclados, que algunas partes de su vida aún no tenían claridad.
— Vivir con ellas es... complicado. —murmuró Tn en voz baja, casi como si estuviera hablando consigo mismo. — Kukulkan... siempre está abrazándome, como si fuera su hijo. Quetzalcoatl es ruidosa, siempre destroza las paredes... Pero son buenas personas, aunque a veces desearía un poco más de silencio.
Yang, que había estado escuchando atentamente, no pudo evitar sonreír al escuchar a Tn hablar sobre Kukulkan y Quetzalcoatl de esa manera. Le pareció casi cómico que alguien tan serio como Tn hablara de esas dos de una forma tan mundana.
— Parece que tienes una vida bastante interesante allá. —comentó Yang, mirando a Tn con una sonrisa confiada.
Tn la observo hasta que volvio hablar— Aunque, ahora que lo pienso... —dijo, como si pensara en voz alta. — Tienes algo en ti que me recuerda mucho a Quetzalcoatl...
La parte rubia y forma de comportarse eran casi iguales.
Tn la miró de reojo antes de responder, su tono tranquilo y directo.
— Te pareces a ella en algunos aspectos.
Yang se quedó sorprendida por su respuesta, pero rápidamente asumió que Tn estaba haciendo un halago hacia ella. Sonrió orgullosa, pensando que eso significaba que Quetzalcoatl debía ser una mujer hermosa, tal como Tn lo había dicho.
— ¡Eso sí que es un buen cumplido! Si ella es como yo, entonces debe ser bastante impresionante. —Yang se rio con cierta vanidad, disfrutando la atención. — Aunque, imagino que ella tiene que ser algo impresionante si está en tu vida...
En ese momento, Kouha, que había estado flotando tranquilamente cerca de Tn, no pudo evitar hacer un comentario irónico, como siempre.
— ¡Impresionante! Dime, Yang, ¿sabías que Quetzalcoatl es una mujer bastante... desvergonzada? Si supieras lo que hace cuando está sola con Tn, te sorprenderías. —Kouha comentó con una risa burlona. — Vamos, ella es una pervertida de primera. Deberías preguntarle por sus... costumbres. Seguro te encantará.
Ruby, al escuchar esto, se sonrojó un poco y rápidamente cambió de tema, no queriendo entrar en una conversación tan embarazosa.
— ¡Kouha! —Ruby exclamó, riendo nerviosamente mientras miraba a Yang para asegurarse de que no había entendido demasiado. — Eso no es importante. ¡Vamos a seguir con la charla!
Yang, sin embargo, estaba tan entretenida con la broma de Kouha que no pudo evitar reírse, sin saber si tomarlo en serio o no. No pensó mucho en eso, y continuó charlando despreocupada.
— ¿Desvergonzada? Bueno, si Quetzalcoatl es como yo en ese sentido, ¡será una gran mujer! —comentó Yang con una sonrisa, claramente disfrutando del comentario de Kouha, aunque en su interior entendía completamente a qué se refería el peluche.
Ruby, por su parte, intentó desviar la conversación de nuevo.
— De todos modos... —Ruby respiró profundamente antes de continuar. — Tenemos que tomar decisiones importantes, y una de ellas es... ¿qué vas a hacer ahora, Tn?
Yang, mirando a Ruby y a Tn, finalmente se dio cuenta de lo que había estado sucediendo. Los dos parecían estar en una conversación bastante seria.
— ¿A dónde quieres ir, Tn? —preguntó Yang, ahora más curiosa que nunca. — ¿Qué harás ahora que estás aquí?
Ruby asintió y explicó un poco más sobre su plan.
— Yo pensaba... que podríamos llevar a Tn a la academia Beacon. Tal vez el director Ozpin lo acepte como estudiante. No sé si su habilidad o su... naturaleza, será algo que se pueda enseñar en la academia, pero creo que podría aprender mucho aquí.
Yang, al escuchar esto, asintió lentamente, ya sabiendo un poco más sobre lo que Ruby planeaba.
— ¿Beacon? —Yang repitió, pensativa. — Bueno, si Ozpin dice que Tn puede quedarse, ¡será genial! Seguro que sería interesante tenerlo por aquí... ¡y si se vuelve estudiante, puede que me toque ser su compañera de clase!
Ruby asintió con una sonrisa, aliviada por el apoyo de su hermana.
— ¡Eso sería genial! Pero antes de eso, necesitamos asegurarnos de que Ozpin lo acepte. Tal vez podamos tener una charla con él mañana.
En ese momento, Kouha, desde su lugar sobre el sofá, bufó una última vez.
— No te hagas muchas ilusiones, Ruby. Con un tipo como Tn, seguro que las cosas no serán tan fáciles. Pero, bueno, al menos será interesante ver cómo Ozpin reacciona.
Tn, finalmente, después de escuchar todo lo que se había dicho, levantó la mirada y respondió con su usual tono tranquilo.
— No me importa. Solo sigo... lo que decidan.
Yang sonrió ampliamente, disfrutando de la complicidad que había formado con Tn, aunque sentía que aún había mucho por aprender sobre él.
— ¡Eso es lo que me gusta de ti, Tn! Eres relajado. —Yang comentó mientras se recostaba de nuevo en el sofá, mirando a Tn con una sonrisa. — Te acompaño en eso. ¡Esto va a ser interesante!
El Bullhead se deslizaba por los cielos de Vale, llevándolos a su destino: Beacon Academy. Dentro de la nave, Ruby, Tn, Yang, y Kouha viajaban juntos, el ambiente algo animado debido a la cercanía del viaje hacia la academia. Sin embargo, algo peculiar estaba ocurriendo dentro del transporte aéreo.
Un joven rubio, con una expresión de angustia y sudor en la frente, estaba agachado en uno de los asientos cercanos. Su rostro era de un pálido mortal, y se notaba que trataba de evitar hacer un escándalo. Jaune Arc, el chico de aspecto cobarde y nervioso, se sostenía de la barandilla, con la boca cerrada, claramente esforzándose por contener lo que parecía ser un malestar estomacal.
— Ugh... —dijo Jaune con un tono débil. — Esto es lo peor... siento que me voy a desmayar...
Ruby no pudo evitar asquearse ante la visión del chico. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando notó que Tn estaba siendo observado por muchas de las chicas que viajaban en el Bullhead. Las miradas curiosas y algunas sonrojadas estaban dirigidas hacia él, y Ruby notó cómo algunas chicas intentaban disimular su fascinación. A pesar de la incomodidad del ambiente, Tn permanecía en silencio, aparentemente ajeno a la atención que recibía.
Yang, con una sonrisa astuta, se inclinó hacia Tn, dándole un buen golpe en el costado con el codo, con un sonido notablemente fuerte.
— ¡Oe! —dijo Yang con tono burlón, mirando a Tn con una sonrisa traviesa. — Con esa cara y esa ropa elegante, ¡serías el tipo más popular en Beacon, no me cabe duda! Las chicas aquí están mirando cómo si fueras un dios...
Y tan equivocada no estaba, tn era un visor hadou aunque su suerte sea de las más horribles en cuanto a vida, su capacidad y porte eran superiores a los mortales.
Tn ladeó la cabeza ligeramente, observando a las chicas que lo miraban de reojo y algunas que incluso se sonrojaban y apartaban la mirada cuando se encontraban con su vista. Él solo respondió con una pequeña exhalación, como si no estuviera completamente seguro de lo que estaba sucediendo. Kouha, que permanecía cómodamente en su hombro, emitió un suave gruñido, claramente algo molesto con toda la atención que Tn estaba recibiendo.
— Eres famoso, Tn... pero no te olvides de que soy el que controla lo que dices... —burló Kouha en voz baja, como si estuviera presumiendo de alguna forma.
Tn, como siempre, no prestó mucha atención a los comentarios, manteniéndose estoico y observando el paisaje desde la ventana. Su mente no estaba ocupada por la atención externa, sino más bien por la idea de entrar a un mundo completamente nuevo.
Al escuchar el comentario de Yang, Ruby se emocionó, volviendo rápidamente la atención sobre el tema principal.
— ¡Eso! ¡Voy a enseñarles a todos en Beacon lo increíble que es Tn! Estoy tan emocionada de que venga con nosotros. —Ruby saltó en su asiento, los ojos brillando de emoción mientras miraba por la ventana. — ¡Vamos a estar en Beacon! ¡Por fin! ¡Una nueva aventura, nuevos amigos, nuevos...!
Antes de que pudiera seguir hablando, Yang la interrumpió, con una sonrisa alegre.
— ¡Cuidado, pequeña! ¡Casi te caes de la silla de tanta emoción! —Yang se rió, disfrutando de la alegría contagiante de Ruby.
El Bullhead comenzó a reducir su velocidad, señalando que estaban a punto de aterrizar. Ruby se acomodó rápidamente en su asiento, ajustándose el cabello y mirando a Tn, que se mantenía estoico como siempre.
— ¡Allí está! —Ruby señaló emocionada. — ¡Ahí está Beacon! ¡La Academia de Cazadores más grande de todo vale!
Desde la ventana, se podía ver la imponente silueta de Beacon Academy, con sus enormes torres que se alzaban hacia el cielo y un entorno impresionante rodeado de montañas y paisajes verdes. El bullicio de la ciudad a sus pies se mezclaba con la majestuosidad de la academia. Tn observó todo en silencio, pero algo en su mirada indicaba que estaba evaluando el lugar.
Yang, viendo la reacción de Tn, no pudo evitar sonreír ampliamente.
— Lo sé, ¡es impresionante, verdad! —exclamó ella, mostrándose orgullosa de su escuela y hogar.
Finalmente, el Bullhead tocó tierra con suavidad, y todos los pasajeros comenzaron a prepararse para salir. Ruby fue la primera en levantarse, moviéndose rápidamente hacia la puerta.
— ¡Vamos, vamos! ¡No podemos quedarnos aquí mucho más tiempo! ¡Quiero que todos vean a Tn! —Ruby estaba rebosante de energía, y su entusiasmo era contagioso.
El bullicio de Beacon era palpable mientras Ruby, Tn, Kouha, y Yang caminaban por los pasillos del campus. El aire estaba cargado de emoción y nerviosismo, especialmente por parte de Ruby, quien no podía dejar de saltar y sonreír, lista para mostrarle a Tn y Kouha todo lo que esta academia representaba.
Kouha, sin embargo, estaba mucho más tranquilo. A medida que avanzaban por el campus, sus ojos brillaban con un leve resplandor, claramente activando su escáner para analizar todo a su alrededor. Estaba evaluando cada rincón, cada persona, con un enfoque clínico que no dejaba pasar detalles.
— Voy a hacer un registro completo de todos los estudiantes... —murmuró Kouha, más para sí mismo que para los demás.
Mientras sus ojos recorrían el campus, un leve zumbido comenzó a sonar, y Kouha se detuvo en seco, apuntando hacia un chico rubio que caminaba a unos metros de distancia. Jaune Arc, a primera vista, parecía un joven bastante común, pero el análisis de Kouha rápidamente reveló algo preocupante.
— Este... —Kouha frunció el ceño, su tono cargado de desdén— Este es un tramposo Verdammt, Bastard, Hurensohn. Sus registros son falsos. No está aquí por mérito propio, ha robado un lugar que no merece.
Tn, que estaba caminando tranquilamente detrás de Ruby, levantó la cabeza hacia Kouha, observando la escena sin decir una palabra. Un destello en su mirada mostró que comprendía lo que Kouha había detectado. La corrupción y el fraude eran conceptos que no toleraba, especialmente porque, en su mente, todo debía tener un propósito y un orden. La cobardía y el engaño no formaban parte de ese orden.
— Repugnante... —murmuró Kouha, algo molesto. — En la era de Mitra, esto no sería tolerado. Ella ordenaría la eliminación de tal cobardía...
Mitra no toleraba a los debiles y cobardes....no serian dignos de estar en avesta si no podían al menos pelear.
Tn cerró los ojos brevemente, sus pensamientos viajando a un tiempo lejano, a batallas en las que los hombres y las mujeres enfrentaban peligros sin dudar, sin temores, luchando por sus ideales hasta el final. En esos recuerdos, no había cabida para la cobardía. Las batallas eran luchas duras, y los humanos que se atrevían a enfrentarse a sus miedos eran los verdaderos guerreros.
— La cobardía es un lastre que debe eliminarse... —dijo Tn, en un tono casi filosófico. No parecía dirigirse a nadie en particular, pero Yang y Ruby lo escucharon, sorprendidos por la gravedad de su voz.
Yang, quien había estado bromeando un momento antes, se detuvo al escuchar las palabras de Tn. Un escalofrío recorrió su espalda. No solía escuchar a alguien hablar de la cobardía de esa manera, como si fuera algo más que un defecto: como si fuera una plaga que debía erradicarse. Miró a Ruby, quien parecía reflexionar sobre las palabras de Tn también.
— ¿Entonces... piensas que alguien como Jaune no merece estar aquí? —preguntó Yang, con una ceja levantada, sorprendida por la dureza de Tn.
Ruby, siempre optimista, quería defender a Jaune, pero también sintió la tensión en el aire. Después de todo, no estaba segura de cómo justificar las acciones de Jaune en este momento.
— ¡Bueno! Yo estoy segura de que Jaune tiene algo de valor...! aunque no es justo que el haya hecho trampa y que otro estudiante perdiera su oportunidad—dijo Ruby, queriendo encontrar algo positivo sobre el chico.
Sin embargo, antes de que pudiera seguir, una voz autoritaria interrumpió.
— ¡Este año tenemos mucho que hacer! ¡No tenemos tiempo para pararnos aquí!
La figura de Glynda Goodwitch, profesora de Beacon, apareció frente a ellos, mirándolos con una expresión firme. Ruby sonrió inmediatamente al verla.
— ¡Profesora Glynda! —exclamó Ruby, saludándola con entusiasmo.
Glynda, que ya estaba acostumbrada a las excentricidades de Ruby, asintió con la cabeza.
— Ruby, me imagino que ya has mostrado a tus amigos la escuela. Sin embargo, necesitamos comenzar con las pruebas para los nuevos estudiantes. —dijo Glynda con calma. — Vengan conmigo, por favor.
Yang asintió, con una ligera sonrisa.
— ¡Allá vamos! ¡Esto va a ser genial! —dijo, acompañando a Ruby y Tn.
El grupo caminó hacia un campo de entrenamiento, donde varios otros estudiantes ya se encontraban reunidos, preparándose para las pruebas de ingreso. Kouha, que flotaba tranquilamente junto a Tn, se mantenía atento a cada movimiento, registrando detalles de cada persona a su alrededor. Sus ojos brillaban con una luz fría, casi queriendo desatar su furia felina por la deficiencia que miraba.
De repente, algo hizo que Ruby girara en su camino. Un choque, algo ligero, la hizo voltear de inmediato. En ese momento, un frasco de polvo de diferentes colores cayó al suelo, rompiéndose en mil pedazos. El líquido que contenía comenzó a esparcirse por el suelo, llenando el aire con un fuerte olor a mezcla de ingredientes.
— ¡Oh no! —Ruby se agachó rápidamente, tomando el frasco roto y tratando de limpiarlo, pero la pequeña explosión de polvo había sido suficiente para llamar la atención de todos.
Al levantarse rápidamente, se encontró con una joven que había chocado con ella. Weiss Schnee, de cabello blanco y una actitud algo fría, la miraba con una ceja levantada, claramente molesta por el accidente.
— ¿¡Estás bien!? —Ruby preguntó, aunque la situación estaba un poco tensa.
Weiss, que había estado observando el choque, susurró algo entre dientes.
— ¿Qué pasa contigo? —preguntó, pero vio la reacción nerviosa de Ruby y se calmó un poco.
Kouha, que había observado todo, emitió un suave gruñido.
— Esa chica... tiene algo de agresividad... —comentó Kouha, sin mucha emoción en su tono.
Tn, que había estado callado hasta ese momento, simplemente observó a Weiss en silencio, sin mucho interés en la disputa, pero en el fondo, su mente estaba procesando la nueva información. Había algo peculiar en la forma en que Ruby y Weiss interactuaban, una tensión que podría dar pie a algo interesante en el futuro.
Yang se acercó rápidamente a Ruby para calmar la situación.
— Vamos, Rubes, no es tan malo. Nadie está herido. —le dijo con una sonrisa amigable.
Weiss, suspirando, hizo un gesto con la mano, como si ya estuviera cansada del incidente.
— Eso... mejor que no vuelva a pasar. —dijo, antes de girarse para ir a donde se encontraban los otros estudiantes.
Ruby miró a Tn y Yang, con una mezcla de vergüenza y emoción por lo que estaba sucediendo.
— Bueno... —Ruby sonrió torpemente. — ¡Esto definitivamente será un día interesante!
Weiss observó detenidamente a Tn, sus ojos escudriñando cada detalle con una mezcla de curiosidad y desconfianza. Su cabello blanco, casi plateado, era lo primero que llamaba la atención, tan parecido al suyo, pero el color de sus ojos… algo apagado, una mezcla extraña de verde y gris, lo que lo hacía aún más intrigante. Además, su ropa fina y formal no hacía más que añadir a la sensación de que Tn era alguien con un origen distinto, alguien que no era muy comun.
OK. Esta parte es de relleno para presentar al personaje 7w7 no olviden comentar y dejar piedra de poder si quiere. Pero al menos dejen un comentario o pedido ya que me gusta escribir para quitarme el estrés. Si no actualizo es porque en esta app no me deja escribir más de 17k por capítulo así que tengo que dividir todo lo que escriba.