–Que fastidio– dije con voz quejumbrosa mientras una maid me vestía.
–Joven maestro, por favor, ahorrate esos comentarios, no lo favorecen– dijo la maid con profesionalidad, como si ya estuviese acostumbrada.
–Solo digo~ al fin y acabó soy el segundo hijo, no es necesario que asista al banquete–
Yo, Alexander RedWolf, un supuesto niño de 11 años, soy el segundo hijo del actual patriarca de la familia duque RedWolf -del ducados del mismo nombre- me hallaba quejando de la poca necesidad de que yo fuera a un banquete en el palacio imperial.
– Segundo hijo o no, es su deber como miembro de la familia RedWolf de asistir– dijo monótonamente – listo, quedo encantador joven maestro–
Volviéndome, vi mi reflejo en el espejo y me vi vistiendo un traje noble de color rojo con decoraciones dorados, los cuales continuaban con mi pelo negro y ojos rojos.
"Que fastidio" pensé mientras trataba de ignorar la incomodidad del traje. "¿Hace cuánto que no vestía así?" Pensé, recordando un tiempo pasado -si es que se le puede decir así- donde seguía siendo yo, Alexander RedWolf, pero en otro tiempo, antes de mi regresión.
Recordé el evento que venía, un banquete para celebrar el cumpleaños 12 de la tercera princesa y la declaración de guerra hacia un reino vecino.
"¿Cómo se llamaba el reino?" Pensé sin mucho interés en verdad, "De todos modos, tengo que ir planeando qué hac…" –Joven maestro –
– Ah… ¿si? – pregunte sorprendido – Le estaba diciendo que ya es hora de que se vaya– dijo diciéndome la hora.
***
Caminando en un pasillo de la mansión, iba caminando con pocas ganas hacia la entrada para reunirme con todos "¿por qué tengo que ir?" Pensé frustrado.
Nunca había sido bueno en las reuniones sociales, la encargada de eso era mi hermana mayor, Rebeca RedWolf, la heredera de la familia, una joven brillante y talentosa la cual era la esperanza de la familia.
"Bueno, de todos modos es poco probable que tenga que hablar con alguien" Pensé, recordando incómodamente las conversaciones que he tenido con los adultos después de la regresión.
Todos decían que me comportaba más grande de lo que era, y no era mentira, pera era molesto poner excusas cada vez que me preguntaban sobre eso.
–Alex – dijo una voz delante mía.
–Hola, hermana mayor – dije con desgana cuando mi hermana se paraba enfrente mío.
Pam! Con un pisotón se colocó en una postura abierta, mirándome con molestia con sus ojos rojos brillantes, los cuales eran parcialmente tapados por su cabello negro carbón
–¿Sucede algo hermana? – pregunte, fingiendo una actitud infantil para complacer a mi hermana.
–Vienes tarde – dijo – ¿de verdad? – pregunte, casi seguro de que me quedaba tiempo.
–Te dije que fueras temprano– protesto – Hoy te dije que fueras temprano para ir a comer–
–Oh, es cierto – dije recordando como mi hermana me había acorralado en la mañana, formándome en prometer en pasar tiempo con ella.
–Lo siento…– dije finalmente.
–Mmm…– mirándome fijamente mi hermana acabó bajando la cabeza y suspiró –Bueno, ya que esta hermana es tan buena tal vez te perdone si pasas tiempo conmigo mañana– dijo alzando el pecho con orgullo – Si, claro…– dije finalmente.