—¡Este cañón está lleno de peligros ocultos! Algunos de nosotros ya hemos muerto allí —Di Feng lanzó una mirada furtiva a Lu Ming con un destello de intención de matar. Luego respondió a la pregunta de Wang Yan.
—¿Intención de matar oculta? Entonces enviad más gente para sondear el terreno —ordenó Wang Yan—. ¡Vosotros vais!
Wang Yan señaló a algunos hombres de sacrificio que llevaban espadas largas en sus espaldas.
Estos hombres de sacrificio no tenían miedo a la muerte en absoluto. Estaban impasibles cuando escucharon esto. Dos de ellos avanzaron y se precipitaron hacia el cañón.
El cañón estaba rodeado de nubes y niebla. A lo lejos, era un borrón.
¡Silbido! ¡Silbido!
En ese momento, algo salió disparado de ambos lados del cañón, rápido como un rayo.
La luz de la espada brilló cuando los dos hombres de sacrificio sacaron sus espadas y lanzaron luces de espada.
