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—¿Meridianos de sangre? ¿Cómo es que tienes meridianos de sangre? —el aprendiz de túnica azul exclamó incrédulo.
—Según la información que había conseguido, ¡Lu Ming no tenía meridianos de sangre!
—Por supuesto que tengo meridianos de sangre. ¿De qué otra manera habría pasado las pruebas de los ancianos de la Sala del Pájaro Bermellón y obtenido una recomendación? Esto es algo que hasta un cerdo entendería, pero tú me has complicado las cosas a propósito. Dime, ¿cuál es tu intención? ¿Estás oprimiendo a propósito a los nuevos aprendices o eres más tonto que un cerdo? —Lu Ming articuló cada palabra con claridad mientras su mirada taladraba al aprendiz de túnica azul.
—Los nuevos aprendices alrededor de Lu Ming miraron con recelo al aprendiz de túnica azul después de escuchar lo que Lu Ming dijo.
—¡Estas dos preguntas eran imposibles de responder!—El aprendiz de túnica azul estaba furioso.