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—¡BOOM!
El cuerpo de Yan Kuangtu también explotó con un poderoso aura. Se quedó mirando a Meng Chong y dijo:
—Meng Chong, ¿por qué gritas? ¿Te sorprende verme?
—¡Hmph! Claro que me sorprende verte. ¿Quién no sabe acerca de la batalla en Ninedragons? Yan Kuangtu, ¡así que escapaste de Ninedragons y viniste al Monte Liangyi para buscar refugio con nuestra secta del Amuleto Talismán!
—Bai Shijin, nos has reunido aquí para discutir la rendición de Yan Kuangtu, ¿verdad? Me opongo. Si el Emperador Marcial Di Yi sabe que Yan Kuangtu se ha unido a nosotros, iniciará una guerra con la secta del Amuleto Talismán. ¡No valdrá la pena! —gritó Meng Chong.
—Es cierto. Aunque la fuerza de combate de Yan Kuangtu es fuerte, ¡no vale la pena ofender al Emperador Marcial Di Yi! —Los otros ancianos de la secta de marionetas también opinaron.
Lu Ming observó fríamente. Se decía que la secta de marionetas tenía intención de unirse al Emperador Marcial Di Yi. Ahora, parecía ser cierto.
