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—No, no estoy de acuerdo. Líder de la secta, si necesitas ayuda, puedes pedírsela a alguien más. ¿Por qué tienes que pedírsela a los dos monstruos de Río Claro? —Ruan Tingting dijo.
—¿Alguien más? ¿Entonces qué clase de experto puedes invitar, dime? —Ye fa se burló.
—Tengo algunos amigos con una cultivación extremadamente alta y una fuerza de combate poderosa. ¡Puedes pedirles que nos ayuden! —Ruan Tingting pensó en Lu Ming, Kong Jin y Xie nianqing.
—¡Jajaja, Ruan Tingting, no estarás hablando de los muchachos que viven en tu patio, verdad?! —Al lado, Sullo estalló en carcajadas.
—¡Así es, son ellos! —Ruan Tingting dijo apretando los dientes.