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—Lu Yuntian, no, viejo maestro Lu, no, no, tío Lu, tío Lu, te lo suplico, te imploro que me perdones —Cuando Qiu Changkong vio a Lu Yuntian, gritó histéricamente.
—Jaja, Qiu Changkong, ¿todavía tienes cara para pedirme que te perdone? Jaja, finalmente has caído tan bajo. Los cielos tienen ojos —Lu Yuntian estalló en carcajadas.
—Tío Lu, tío Lu, fui culpable en el pasado. Estaba ciego y cegado por la codicia. Me equivoqué. Por favor, considerando mi juventud e ignorancia, ¡perdona mi vida canina! —Qiu Changkong gemía angustiado, con lágrimas y mocos chorreando por su rostro.
—Lu Ming estaba bastante impresionado con esto. Lágrimas y mocos fluían de sus ojos y nariz —Qiu Changkong, cállate. Eres una vergüenza para la familia Qiu —gritó Qiu Wuyang.
—Anciano, tú cállate. ¿Qué es la familia Qiu? ¿Cuánto vale? No me hables de la familia Qiu —gritó Qiu Changkong.
