—Al lado, las caras de Feng Wuji y Ling Yanchi estaban enrojecidas, querían reír, pero les daba demasiada vergüenza hacerlo.
—Pequeña Qing, ya somos una pareja de ancianos. ¡No seas así! —Hermano Feng y hermano Ling se reirán de nosotros —Lu Ming susurró en el oído de Xie Nianqing.
—¿Con quién estás coqueteando? ¡No hables tonterías! —La cara de Xie Nianqing se puso roja y miró a Lu Ming con enojo.
—Ya nos hemos visto. No se nos considera una pareja de ancianos. ¿De verdad tengo que hacerte? —Lu Ming se tocó la barbilla y murmuró.
—¡Lu Yingming, muere! —Un grito agudo resonó, atravesando los tímpanos de Lu Ming.
Xie Nianqing apretó los dientes. Si no fuera por Feng Wuji y Ling Yanchi, se hubiera abalanzado sobre Lu Ming y lo hubiera mordido.
—Suave, suave, una chica debe ser suave, ¿entiendes? ¡No dejes que el hermano Feng y el hermano Ling te vean como una broma! —Lu Ming puso sus manos detrás de la espalda y sonrió maliciosamente.
Al lado.