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Todos quedaron sorprendidos de que la solicitud de Lu Ming fuera liberar a una sola persona.
—¿Nianqing? ¿Quién era?
Muchas personas sentían curiosidad.
—Este nombre es muy similar al de las dos princesas. Se dice que hay una pequeña princesa en la familia real que tiene un linaje sangriento diferente al de la familia real. ¿Podría ser que Lu Ming se refiere a esta pequeña princesa? —alguien adivinó.
Al final, muchas personas suspiraron. No valía la pena que Lu Ming planteara esta condición. Había desperdiciado una gran oportunidad.
Sin embargo, la mirada de Lu Ming era firme. En su corazón, esto era lo más importante.
Los Maestros de las familias Wang y Jiang, el Emperador Divino, y los demás suspiraron aliviados. Realmente temían que Lu Ming pidiera a Xie Qitian que lo protegiera.
—¡Jaja, qué estúpido! —El patriarca del clan Wang se reía en su interior.
—Lu Ming, no seas delirante. Xie Nianqing es una rareza. ¿Quieres liberarla? ¡Qué broma!