—Si a Nux le gustaba una mujer, ella no lo detendría, diablos, incluso lo ayudaría a perseguirla si ella quisiera, aunque él no lo necesitara ya que ese hombre sin vergüenza parece ser un experto en cazar faldas. De todos modos, el punto era que solo estaría de acuerdo con ello si a Nux le apetece, en cuanto a estas locas perras, ¡de ninguna manera! ¡Aléjense! —Amaya lanzó una mirada fulminante a la mujer frente a ella, sin embargo, la mujer parecía ser completamente inmune a las palabras de Amaya. Más bien, en el momento en que escuchó las palabras de Amaya, su expresión se iluminó aún más.
—¡¿Qué!? ¿Eres la esposa del Señor Nux? ¡Eso es genial! ¿Cómo es ser su esposa? ¿Cuántas hermanas tienes? Sé sobre la Dama Astaria, la Chica Espada, pero ¿qué hay de las otras mujeres? ¿Todas ellas también son sus esposas? ¿Incluso la del Gran Sabio? ¿Realmente son una gran familia? ¿Por qué no nombraron a su clan Harén del Señor Nux en su lugar? —La mujer lanzó una ráfaga de preguntas.