—¡¿Pero qué diablos estás haciendo!? —Vindan gritó furioso.
—Es mejor si soy uno de nosotros en lugar de todos nosotros —Aiden habló.
La energía que irradiaba de su cuerpo era abrumadora. La presión supresora era tan poderosa que, aunque los otros 3 que estaban junto a él eran Grandes Sabios Cultivadores como él, tenían problemas para mirar la cara de Aiden.
—Soy el único que puede hacerlo, Vindan.
—¡Tú loco bastardo! ¡Detente ahora mismo! —Miliana gritó.
—¿Qué? ¿No dijiste que traicioné al clan? ¿Es esto suficiente para que te des cuenta de la verdad? —Aiden rió entre dientes.
—¡Lo entiendo! ¡Lo entiendo! ¡Me disculpo por lo que dije! ¡Ahora detente! —Miliana gritó mientras agarraba el cuello de Aiden, aunque la presión que Aiden estaba liberando era tan fuerte que tenía dificultades para respirar, aún no se echaba para atrás.