—Jake continuó matando gente. Después de un tiempo, escuchó la notificación del sistema.
[¡Ding! Has completado la cuota.]
[Habitantes asesinados (1000/1000)]
Sin embargo, no se detuvo ahí. La gente gritaba y corría por sus vidas, pero todo era inútil. El propósito de Jake era destruir todo el pueblo y matar a cada uno de sus residentes.
Pasó una hora.
Sangre fresca y carmesí empapó su túnica y cuerpo. Goteaba desde la punta de sus collares y su cabello. Jake estaba de pie en el centro del pueblo, ahora en su verdadera forma.
Las almas de los muertos estaban atadas bajo sus pies, gritando en agonía. Querían arrastrarlo consigo al inframundo, pero una extraña fuerza les impedía hacerlo.
Eran como seres de humo blanco. Caras distorsionadas, cuerpos conectados entre sí. Cuando abrían la boca, emitían sonidos languidos, roncos.
—Aaaa…
—Wooo…