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¡Pah!
—Sren abofeteó su mejilla izquierda sin dudar. Desafortunadamente, las estadísticas físicas de Fiona eran mucho más altas que las de él. La mano del mago le dolió en su lugar, e hizo una mueca de dolor. Sren aún era un Mago Oscuro del Círculo Cuarto.
Al ver el puchero insatisfecho del homúnculo, esta vez utilizó un hechizo oscuro para aumentar su fuerza y la abofeteó de nuevo.
—Ah~ —Las rodillas de Fiona retrocedieron unos centímetros y una delgada línea de sangre le salió por la boca.
—Huff, ahora... huff, ve a matar al demonio —Sren ordenó, tomando respiraciones profundas.
—¡Sí, papá! —El homúnculo sonrió dulcemente con la mejilla roja.
Luego se levantó y se dio vuelta. Su voluptuoso trasero se sacudió mientras pateaba el suelo. Fiona aún estaba desnuda y no le importaba su apariencia en absoluto.
Con velocidad inhumana, la homúncula se lanzó fuera del Castillo de Herion, dirigiéndose directamente a los pisos inferiores.