—Slurp… Slurp…
En el hermoso escenario creado por la naturaleza, se alzaba un alto demonio en cuyo cuerpo se aferraban seis sexis dríadas.
Ropas naturales cubrían sus cuerpos curvilíneos. Olían a savia de árboles y flores silvestres, al aroma de la naturaleza, vivificante y refrescante.
Fernis estaba arrodillada debajo de este hombre. Sus pies se habían transformado en verdes raíces que se hundían en la suave tierra. Pero el resto de su cuerpo seguía siendo humanoide. Algunas hojas húmedas cubrían su vagina.
Fernis sostenía sus jugosos pezones y los ataba contra los testículos de Jake con verdes enredaderas. Con la boca tapada, la dríada movía su cabeza mientras exprimía sus nueces con sus limones.
—Mrrnnghh~ Mrrnnh~ Mwmm~
Jake sentía la textura de la boca acuosa de Fernis mientras chupaba su gruesa carne. Su delgada saliva cubría su prepucio que sus delicados labios tiraban hacia adelante y atrás, haciendo ruidos húmedos de succión.