—Annhh~
—Fóllame, por favor~
Un rato después, Jake estaba rodeado de calenturientas mujeres de la iglesia que le rogaban por su pene.
A primera hora de la mañana, la luz del sol iluminaba brillantemente el interior de la iglesia. En este lugar sagrado y santo, se estaba llevando a cabo un acto profano.
Tres chicas a la vez se arrodillaron sumisamente ante el demonio blasfemo, turnándose para chuparle la verga. Jake las acariciaba disfrutando de las expresiones que mostraban.
—Por favor, no puedo aguantarlo... —Una monja madura lo abrazó por detrás y le sopló su aliento caliente en el oído.
Ella presionó sus tetas en su musculosa espalda y abrazó su cintura con sus muslos. Jake podía oler el aroma femenino de su piel. Sentía la textura de la tela de su túnica, a través de la cual su suave peso se presionaba contra él. Caliente. Era tentador consumirla.