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Alexander Morrison estaba esperando su próximo despliegue, todavía en la Posada de Medianoche. Tras inmenso esfuerzo de su parte, había demostrado ser digno de someterse a un entrenamiento especial por parte del imperio. Debido a su situación única, se asumía más o menos que Alexander nunca tendría completa lealtad al imperio.
Como tal, no podía tener contacto con su entrenamiento único o especializado, reservado para sus élites más confiables, pero había logrado mejorar su situación de todas formas. Para probar sus nuevas capacidades, había luchado algunas veces con los más fuertes de su familia. En una lucha directa, todavía no podía vencer a su abuelo, pero el anciano admitió que Alexander le había presionado mucho.