Hubo silencio en la habitación mientras los dos se miraban el uno al otro. El Posadero permanecía tan calmado y estoico como siempre, mientras que Ming Jie experimentaba rápidos cambios de humor. Primero hubo alarma, pues pensó que había revelado un secreto que debía mantener cerca de sí mismo. Luego hubo pánico, al darse cuenta de que incluso si el secreto no había sido revelado, su reacción podría haber alertado al Posadero. Después hubo ambivalencia, ya que el Posadero no mostraba ninguna reacción en absoluto, lo que llevó a Ming Jie a preguntarse si estaba pensando demasiado las cosas.
Una parte de sí mismo también se estaba reprendiendo. No era un hombre sin experiencia, pero sus emociones extremas lo habían hecho vulnerable, de otra manera no habría cometido un error tan básico. Pero lo que necesitaba decidir ahora era cómo reaccionar. El Posadero no parecía en absoluto perturbado por el conocimiento de que él tenía un sistema, así que quizás no era para tanto después de todo.