Lex perdió todo concepto del tiempo mientras su mente viajaba a través de un extraño vórtice de colores que no existían, y marinaba en una piscina de sonidos que su cuerpo no podía realmente escuchar. Era tanto un instante como una eternidad al mismo tiempo, pues mientras Lex pasaba por el vórtice, no podía percibirlo. Era como si avanzara hacia adelante, y sin embargo, de alguna manera, el tiempo estuviera congelado.
Pero, ¿cómo podría haber un después, un durante o incluso un antes si el tiempo estaba detenido? ¿Cómo podría moverse a través del vórtice si el tiempo estaba congelado, pues no podría haber desplazamiento si el tiempo no existiera como medio a través del cual desplazarse?
Sin embargo, al final eso es lo que parecía, pues cuando finalmente salió del vórtice, y el tiempo volvió a la normalidad, todos los recuerdos de su viaje irrumpieron de golpe en un instante.