—¿Y qué? —Uno de los alborotadores preguntó, dando una patada al Artesano que yacía en el suelo justo a su lado.
—¿Y qué? ¡Esto podría volverse un poco divertido!
La expresión de Nial permaneció igual que antes, pero sus pensamientos se tornaban más oscuros. Antes sentía que podía superar este problema sin causar más problemas pero ahora su mente estaba llena de pensamientos sobre hacer exactamente lo contrario.
Los alborotadores dieron una última patada y casi rompieron las piernas y tobillos de los tres Originales humanos a los que habían golpeado hasta convertirlos en pulpa mientras se reían con mofa. Terminaron de escanear a Nial de pies a cabeza, haciendo que algunos de la docena de alborotadores se rieran disimuladamente, mientras otros lo miraban con burla en sus ojos.