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Azazel echó un vistazo a la inminente mano del gigante, y sus ojos se salieron de sus órbitas por el puro terror.
—¡Mierda! —exclamó, dándose cuenta de que no tenía otra opción que saltar sobre el cuerpo del Titán o arriesgarse a ser aplastado por la mano del Behemoth.
Afortunadamente, el masivo cuerpo del Behemoth desmentía su limitada inteligencia.
Debido a la irritación causada por las explosiones, balanceó su mano hacia su cabeza tan violentamente que el cristal en la cima se hizo añicos, liberando a la Diosa de los Rumores.
Justo cuando la magia comenzaba a regresar al área, en el último momento, Elena convocó a su unicornio mascota para llevar a Ren y a los demás a un lugar seguro, mientras Iraelyn se transformaba en un dragón y recogía en su lomo a Azazel y a Pamela antes de que pudieran tocar el suelo.