Mientras Ren y el grupo cabalgaban sobre la espalda de Tiki, atravesando el paisaje, sus voces se mezclaban con el susurro del viento y el ritmo acompasado de los ágiles pies de Tiki.
Estaban sumidos en una discusión, planeando sus próximos movimientos en su búsqueda de Lorelai. Sin que ellos lo supieran, su conversación no pasó desapercibida.
En algún lugar desconocido, en su pequeña casa, Pamela, la Diosa de la Fortuna y la Suerte, miraba fijamente su bola de cristal. Una sonrisa traviesa se dibujaba en sus labios al observar al grupo en el cristal
Sus mascotas, un par de dragones dorados resplandecientes, se enroscaban alrededor de sus hombros, con los ojos brillando de curiosidad.
—Me pregunto qué estarán tramando —murmuró Pamela para sí misma, su mirada fija en la bola de cristal—. Parecen ser mortales y están planeando algo... intrigante.