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Ren esquivó rápidamente, evitando por poco la primera ola de nubes mientras chocaban contra el suelo con un suave golpeteo.
Podía sentir la humedad en el aire espesándose a su alrededor, las nubes girando amenazadoramente mientras Eolo continuaba su asalto.
Determinado a no ser sorprendido de nuevo, Ren concentró su energía, invocando una barrera de magia protectora alrededor de sí mismo. Las nubes colisionaron con la barrera, su exterior esponjoso incapaz de penetrar el escudo resplandeciente.
Mientras tanto, Pamela observaba el intercambio con una mezcla de fascinación y diversión, sus ojos brillando con expectación.
—Parece que estás en un aprieto —comentó casualmente, como si hablara del tiempo.
Ren le lanzó una mirada fulminante, su frustración evidente. —Este no es momento para tus comentarios. Se agradecería un poco de ayuda.
Pamela se frotó la nuca, esbozando una sonrisa forzada. —Me temo que no poseo ningún ataque mágico notable —admitió con timidez.