La vibrante ciudad se extendía ante ellos, cada edificio adornado con intrincados diseños y brillando con un resplandor sobrenatural.
El aire zumbaba con la risa armoniosa de los ángeles y el gentil murmullo de las almas adornadas con halos, mezclándose juntos en perfecta armonía.
Desira arrugó su nariz con disgusto al ver la ciudad vibrante. —Puaj. Tanta actitud santurrona aquí me va a hacer vomitar —murmuró para sí misma, su habitual desdén evidente en su voz.
A pesar de su disgusto, las almas a su alrededor no le prestaban atención, continuando interactuando unas con otras con calidez y amabilidad.
Mientras tanto, Vivi observaba la escena con fascinación. —Supongo que todos se llevan bien aquí —comentó, sus ojos llenos de asombro mientras absorbía las vistas y sonidos de la ciudad celestial.