—Prepárate, vienen —advirtió Ren.
Mientras la tensión aumentaba en el subterráneo débilmente iluminado del Inframundo, donde Ren y sus compañeros estaban listos para la batalla, un cambio repentino en el aire señaló un giro inesperado de los acontecimientos.
El grupo se preparaba para la inminente confrontación con los jugadores y gremios circundantes, y se sorprendieron por una voz que cortó la anticipación como una hoja a través del silencio del subterráneo.
La voz, goteando con una mezcla de familiaridad y amenaza, resonó detrás de ellos, haciendo que Ren y los demás se giraran en sorpresa.
En las sombras, una figura emergió, silueteada contra el tenue resplandor de hongos luminiscentes adheridos a las paredes de la caverna.
—Vaya, vaya, finalmente te has mostrado, Ren —dijo la voz con desdén.
La mano de Ren se tensó instintivamente alrededor de la empuñadura de su cetro mientras entrecerraba los ojos, reconociendo al orador.