Cuando Ren y los demás entraron al Inframundo, inmediatamente fueron recibidos por una vista que les quitó el aliento.
Lo primero que llamó su atención fue la afluencia de jugadores vagando, sus coloridos avatares salpicando el paisaje como puntos vibrantes contra el telón de fondo del reino cavernoso.
Era una escena bulliciosa, llena del ajetreo y la prisa de los aventureros embarcándose en sus propias misiones y misiones.
Para Leonel, Isolde, Sumeri, Nikolai, Ragnar y Roz, era su primera vez poniendo un pie en el Inframundo, y la vista ante ellos era a la vez impresionante y abrumadora.
El paisaje árido se extendía ante ellos, con formaciones rocosas irregulares brotando del suelo y sombras ominosas danzando en las cavernas débilmente iluminadas.
A pesar de su apariencia desolada, el grupo no podía dejar de maravillarse ante el hecho de que estaban parados bajo la superficie de la tierra, en una nueva civilización oculta bajo la corteza del mundo superior.