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Cuando Evie recuperó la conciencia, se encontró sudando dentro de su cápsula.
Jadeando por aire, emergió rápidamente de la cápsula, desorientada y sacudida por la vividez de su experiencia.
Mientras recuperaba el aliento, Evie no podía sacudirse la sensación de que algo significativo acababa de ocurrir.
—¿Fue eso un sueño? —se preguntó en voz alta, con la mente llena de preguntas sin respuesta y la inquietante sensación de que las palabras de su tío contenían más verdad de la que se atrevía a creer.
Pero cuando Evie sintió algo duro y frío en su mano, se sorprendió al encontrarse sosteniendo la Green Card.
—¡Pero qué...! —exclamó sorprendida, arrojando rápidamente la tarjeta en shock.
Después de un momento de vacilación, Evie recogió con cautela la tarjeta y la examinó de cerca, sosteniéndola hacia la luz.
La tarjeta parecía común a primera vista, parecida a un frágil vidrio verde con intrincados cables y luces pulsando en su interior.
Parecía futurista.