En la banda, Ren y los demás permanecían inmóviles, incapaces de moverse mientras presenciaban lo que ocurría con Lorelai.
—Algo no está bien —dijo Ren, con los ojos entrecerrados por la aprensión.
Una repentina explosión de energía mágica envolvió el área, lanzando a Azazel lejos de Lorelai.
Ren y los demás buscaron rápidamente refugio, mientras que los dos ángeles se detuvieron, observando con cautela la extraña escena frente a ellos.
Cuando la energía mágica se disipó, encontraron a Lorelai inconsciente en el suelo, con tenues resplandores de luz y humo emanando de su cuerpo.
Pero algo estaba mal.
La mitad de su cuerpo tenía las marcas de un ángel, con alas blancas y prístinas extendiéndose desde su espalda, mientras que la otra mitad mostraba rasgos de un demonio, con alas de murciélago, cuernos en su cabeza y piel de color púrpura oscuro.
