—Soy plenamente consciente de que el Señor Azazel puede ser ingenuo, tonto y a menudo despistado, y nos ha metido en problemas todo el tiempo, ¡pero eso no es razón para atacarlo! ¿No hemos jurado protegerlo por siempre? —Vivi declaró apasionadamente, sus palabras llevando el peso de un solemne juramento.
—Eh, ¿ella lo está alabando o insultando? ¿Qué está pasando? —Los pensamientos colectivos del grupo resonaron al unísono.
La expresión de Desira se contorsionó en una rareza, su boca estirándose como si buscara engullir su propio rostro. Gritó con una intensidad distorsionada, —¡No me importa! ¡Ese hombre ha sido la causa de mi desamor y frustraciones! ¡Él es la razón de mis sufrimientos! ¡Sería mejor si estuviera muerto!
Elena intentó razonar con Desira y avanzó. —¿Qué te hizo Azazel de todos modos? No puede ser tan malo si lo amas.