Ren y el grupo se encontraron en el corazón del volcán, un lugar de reclusión donde Iraelyn, la Señora de la Ira, había elegido retirarse.
Las rocas fundidas y el paisaje ardiente pintaban una escena siniestra pero magnífica. El aire estaba espeso de tensión, y el suelo temblaba bajo sus pies.
Para su asombro, el Ejército de la Rebelión ya había establecido su presencia, posicionándose estratégicamente entre los cráteres volcánicos. El resplandor carmesí de la lava se reflejaba en sus armaduras, creando un espectáculo intimidante.
En medio del tumulto, Iraelyn se elevaba por los cielos, sus alas proyectando sombras sobre el terreno ardiente.
En el corazón del caos, Malifira estaba junto a Salister Kane, la ominosa figura que la había acompañado. Su aparición incrementaba la tensión —en marcado contraste con el fondo abrasador.
Pero lo que capturaba la atención de todos era el líder del Ejército de la Rebelión, Infernal de la casa de la Cólera Abisal.