La entrada al castillo de Avaris recibió a Ren y a sus compañeros con una imponente fachada. Las masivas puertas adornadas con intrincados diseños se encontraban entreabiertas, invitándolos a entrar en la grandiosa estructura.
Al ingresar, un pesado silencio los envolvió, amplificando la sensación de inquietud que había invadido Ebonvault.
El interior era vasto, con techos altos y extensos pasillos que parecían extenderse sin fin.
A pesar del esplendor, los ecos de sus pasos resonaban como susurros en los vacíos pasillos. El aire estaba quieto, y el único sonido que los acompañaba era el suave roce de sus zapatos contra el frío suelo de piedra.
Elena comentó en voz baja —Este lugar me da escalofríos. Es como una tumba.
Evie asintió en acuerdo, sus ojos escaneando el entorno —¿Y dónde está todo el mundo? Es como si el castillo mismo los hubiera tragado enteros.