—Esta chica... —Desira apretó los dientes y abofeteó la cabeza de Letargia por frustración—. ¡Te dije que no durmieras!
Letargia se desplomó en el suelo, emitiendo fuertes ronquidos con los ojos bien abiertos.
—Su cara es bastante aterradora cuando duerme con los ojos abiertos —comentó Elena.
—Hmm... terminemos con esto —murmuró Letargia y cerró los ojos.
—¿Qué? ¿Qué está diciendo? —Lorelai se inclinó, curiosa.
—Creo que nos está dando permiso para simplemente tomar la corrupción dentro de ella —dijo Vivi.
—Entonces no nos importará hacerlo —Desira se enfrentó a Azazel, y su comportamiento giró 360 grados—. Señor Azazel, ahora puede extraer la corrupción de ella como desee y dejémosla aquí y continuemos con nuestro viaje.
—Eso no suena bien —comentó Vivi.
—Cállate. ¿Quién te ha dicho que los demonios son amables? —replicó Desira—. Y además, solo será un estorbo si la llevamos con nosotros. ¿Quién va a arrastrarla mientras duerme, tú?