Dentro del bar, el aire estaba cargado con una intoxicante mezcla de vicio y desesperación. El espacio escasamente iluminado revelaba a los clientes perdidos en sus propios mundos de indulgencia, ajenos a la conmoción exterior.
—¿Estás segura de que un niño debería estar aquí? —preguntó Evie, incómoda.
—Podrá ser un niño, pero apuesto a que tiene más de cuarenta años como Nori —comentó Lorelai.
Liam los miró brevemente y dijo:
—¿Cómo sabías mi edad?
—Digamos que ya tenemos suficiente con el sistema de edades del Inframundo aquí —dijo Elena con sarcasmo.
Azazel reflexionó un momento antes de decir en voz alta:
—Aunque en edad superficial, sería como de diez a catorce años.
Ren y los demás giraron la cabeza hacia su dirección. —¿¡Eh?
Azazel los miró, desconcertado por su reacción. —¿No les dije? El tiempo y la fecha aquí son distintos que en la superficie, así que habría una discrepancia entre los dos reinos.