Hubo silencio por un momento antes de que Vivi lamentara.
La cara de Vivi se volvió triste, podía romper el corazón de cualquiera, y las lágrimas empezaron a brotar en sus ojos. —Yo... lo siento...
—Aah... la hiciste llorar —dijo Elena con un clic de su lengua.
—Mala persona —regañó Evie.
—¿Te hace feliz hacer llorar a una niña? —terminó Ren.
—¿Egh? ¿Es mi culpa? —Lorelai se señaló a sí misma y de repente no supo qué hacer o decir.
—No es su culpa —dijo Azazel, levantándose mientras nunca soltaba el gran trozo de carne en su mano—. Es mía. Todo esto es mi culpa —admitió y tomó responsabilidad.
Si tan solo no estuviera robando un bocado de la carne en su mano cada vez que hablaba, entonces sería creíble.
—Mantente al margen y deja de usar la misma excusa de que eres el rey demonio, y es todo tu culpa porque estás ausente de tu trono —atacó Lorelai con un giro de sus ojos.
Sin embargo, cuando vio a Azazel, hizo una pausa. —Oye. ¿Has crecido un poco?