Ren saludó a la Princesa con una sonrisa cómplice. —Hola, Princesa. ¿Me recuerdas?
Por un momento, la Princesa Lorelai permaneció en silencio, sus ojos se estrecharon con curiosidad. —¿Cómo sabes quién soy? —preguntó.
Ren se encogió de hombros con indiferencia. —Bueno, ese insignia que me diste pertenece solo a la familia real. Investigué un poco, conecté algunos puntos, y aquí estamos.
En lugar de molestarse por haber descubierto su secreto, la Princesa Lorelai rió ligeramente.
Con un movimiento elegante, se quitó el casco, revelando su rostro impresionante.
Su presencia parecía iluminar los alrededores como si llevara su propia luz radiante. La pura belleza de su apariencia deslumbraba a quienes la miraban.
Ren no pudo evitar especular que su belleza extraordinaria probablemente era resultado de su linaje real, aunque sabiamente guardó ese pensamiento para sí mismo.